La rebaja de nota a Bankinter mejora las opciones de Caixabank en Banco Valencia
La catalana pagaría en torno a los 100 millones por la cartera de clientes saneada y algunas sucursales
levante-emv valencia
La operación de venta del Banco de Valencia parece decantarse hacia Caixabank después de que la agencia Standard & Poor's rebajara ayer la calificación de uno de los más firmes aspirantes a quedarse la entidad autóctana, Bankinter, cuya nota se hunde aún más en el grado especulativo. Mientras tanto, todo indica que el presidente de Caixabank, Isidro Fainé, parece decidido a invertir en el mercado valenciano, donde uno de sus competidores, el catalán Sabadell, ha logrado una presencia determinante después de que le fuera adjudicada la CAM. Tal como publicó este diario, un equipo de la antigua caja de ahorros catalana, acompañado del asesoramiento de la consultora PricewaterhouseCoopers, se ha desplazado a Valencia con el propósito de ver in situ los números de la entidad que dirige José Antonio Iturriaga. El primer ejecutivo del banco es el gran muñidor de una operación que intenta evitar a toda costa la liquidación. Un informe encargado al banco de inversión Nomura puso de manifiesto que la resolución de la entidad tendría un coste de aproximadamente 10.500 millones, muy superior a una posible venta. De esta forma, Iturriaga logró convencer al Banco de España y al Ministerio de Economía, que a su vez consiguieron el plácet para la operación, a pesar de que inicialmente se inclinaban por la liquidación ordenada. Iturriaga empezó a mover el cuaderno de ventas y el supervisor admitió el viernes 16 la reapertura del proceso de venta, que prevé cerrar antes de final de año. Caixabank, Bankinter y BBVA figuran como las entidades más cercanas a quedarse con el banco valenciano.
Respecto a la primera, el último fleco por definir sería la oferta económica que propondrá la institución catalana, si bien Economía Digital aseguraba ayer que la propuesta no implicará grandes cifras, porque a Caixabank sólo le interesan determinados activos, ni siquiera la red de oficinas al completo. Se baraja una cifra que rondaría los 100 millones por el traspaso de la cartera de clientes más saneada, de las oficinas que gestionen esas cuentas y otras sucursales complementarias a la red. Fainé habría recibido garantías de que podrá culminar la operación sin ninguna traba por parte de la junta de accionistas, donde un 9 % de los derechos de voto recae en pequeños inversores, incluido el 3 % que le resta a Bankia, y limpia de cualquier activo tóxico, tanto de propiedades como de créditos en mora o subestándar. La Caixa quiere evitar cualquier sorpresa, por pequeña que sea la operación en relación a su volumen, como las encontradas en el balance de Banca Cívica, que aún digiere.
Según el citado rotativo con sede en Barcelona, Iturriaga ha propuesto una operación acordeón para diluir al 9 % del capital. El banco malo facilitará la maniobra, dado que Banco de Valencia traspasará 3.000 millones a la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb). Esas pérdidas se recuperarán con la enésima inyección de capital público procedente del FROB, aunque esta vez el capital emanará del fondo europeo de rescate. La Caixa tiene detectadas dos zonas de crecimiento en España donde la cuota de mercado es inferior a su media. Se trata de la Comunitat Valenciana y de Galicia. Es por ello que se le adjudicaba un gran interés por quedarse con el nacionalizado Novagalicia Banco.
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