El año pasado fue un nuevo ejercicio negro para la economía valenciana y, por ende, para su principal sector industrial. Las actividades metalmecánicas se contrajeron en 2012 un 7,5 %, lo que provocó una notable destrucción de empleo, que en todo el año fue de 26.320 personas, según el informe de coyuntura hecho público ayer por la patronal valenciana del metal Femeval. Los datos laborales son ciertamente desalentadores. El sector cerró el año pasado con 157.400 empleados, frente a los 183.720 que contabilizaba en diciembre de 2011. 9.800 de los empleos destruídos se consumaron solo en los últimos tres meses de 2012. En un visionado por subsectores, resulta llamativo constatar que las instalaciones del metal, como la fontanería o la electricidad, aumetaron en 700 el número de empleos respecto al trimestre anterior, mientras que los mayores descensos correspondieron al comercio al por mayor (35 %) y a la venta y reparación del automóvil (22,5 %). Los empresarios del metal no son excesivamente optimistas de cara al primer trimestre de 2013 y, aunque prevén descensos de la ocupación inferiores a los de períodos precedentes, un 67,6 % dice que intentará mantener los puestos de trabajo frente a un 28,5 % que afirma que se verá obligado a reducir plantilla.

La abultada pérdida de empleo que se registró en el último trimestre del año resulta paradójica si tenemos en cuenta que la producción en el metal valenciano moderó su caída en ese mismo período. Así, entre octubre y diciembre la actividad se contrajo en un 1,6 %, mucho menos que el 14,9 % del conjunto de España y también por debajo del 12,4 % del tercer trimestre o del 8,3 % del cuatro trimestre de 2011. En conjunto, como ha quedado dicho, el ejercicio se cerró con un descenso del 7,5 %, superior al 3,2 % de 2011 y muy alejado del aumento del 2,3 % experimentado en 2010, el año en que parecía que la economía empezaba a remontar de la crisis iniciada en 2007 pero que a la postre fue el del comienzo de una recaída de la que todavía no nos hemos repuesto. En el conjunto de España, sin embargo, la disminución de la actividad el año pasado fue más acusada que en la Comunitat Valenciana: un 12,3 %.

El comercio exterior fue el gran paño de lágrimas del metal. Como dice la propia Femeval, «las exportaciones continuaron siendo la principal fuente de sustento de las empresas». Y es que las ventas crecieron hasta noviembre un 6,5 %, con comportamientos distintos según los subsectores. Así, las máquinas y artefactos mecánicos elevaron sus exportaciones en un 34 %, mientras que los vehículos automóviles las redujeron en un 30 %. En cualquier caso, las ventas al exterior del metal en 2012 representaron el 34,57 % del total de la Comunitat Valenciana. Alemania se ha situado como principal país destinatario de las exportaciones del metal valenciano, por delante de Francia. Femeval destacó los incrementos que han experimentado los mercados de Estados Unidos y Marruecos, con ganancias del 110 % y el 42 %, respectivamente.

En vista de este panorama, el presidente de la organización, Vicente Lafuente, aseguró ayer en un comunicado que las empresas del sector están realizando un esfuerzo que «las está desgastando, a veces con consecuencias irreversibles». Asimismo, denunció que «no cuentan con el respaldo de unas administraciones públicas que siguen sin acometer un pacto urgente por la industria que evite una aceleración, aún más acusada, del proceso de desindustrialización y de destrucción de empleo que afecta a España desde hace cuatro años». Lo cierto es que, analizadas las previsiones a corto plazo del sector, el citado pacto parece indispensable. Según Femeval, los empresarios de esta actividad pronostican «una continuidad de la situación negativa para el primer trimestre del año y se espera una acusada caída de las ventas, así como de las compras de la industria y el comercio». En la encuesta, los industriales del metal señalan la debilidad de la demanda interna y las dificultades de financiación y tesorería como los factores que más limitan su actividad.