La Comisión Europa aprobó ayer imponer un recargo del 47 % a las importaciones de paneles solares chinos como medida cautelar mientras concluye su investigación "antidumping" sobre estos productos. Desde hace varios meses, Bruselas está recopilando pruebas sobre prácticas irregulares de las empresas del país asiático, en el sentido de que estarían vendiendo los módulos por debajo del precio de producción gracias a ayudas e incentivos estatales. Ante las evidencias recopiladas, la Comisión ha aprobado un arancel que haga menos atractivas las importaciones. El expediente se abrió a raíz de una denuncia de la patronal del sector fotovoltaico europeo EU Pro Sun, que lleva varios años denunciando la política de precios de las empresas chinas, dirigida, según la asociación a borrar del mapa a la competencia europea. Estados Unidos ya aplicó el año pasado una medida similar de control de las importaciones tras constatar que los fabricantes chinos copaban ya el 60 % del mercado mundial.

La cuestión es si la medida proteccionista aprobada por Bruselas, que entrará en vigor probablemente el 5 de junio, llega a tiempo para las empresas valencianas de fabricación de módulos fotovoltaicos. La industria local vivió un importante desarrollo al calor de las primas gubernamentales. Cuando llegaron los recortes optó por internacionalizarse, pero la competencia asiática, que se sospecha que juega con cartas marcadas, ha frustrado proyectos muy ambiciosos, como es el caso de Siliken. La empresa participada por el Grupo Zriser de Pablo Serratosa ha entrado en concurso, tiene paralizada su actividad y se ha visto a ir cerrando todas sus fábricas empezando por las que tenía en el extranjero.

En la Comunitat Valenciana se crearon otras cuatro industrias que también han tenido sus vicisitudes. Atersa, con fábrica en Almussafes, ha pasado a manos del grupo Elecnor y parece estar sobreviviendo gracias a su fuerte internacionalización. No han seguido la misma suerte firmas como las alicantinas Iatso y Eurener, que se han visto abocadas al concurso de acreedores y a la práctica desaparición. Otra que sobrevive en Cocentaina es Solaico.

Salvador Jiménez, director de la patronal valenciana de energías renovables Avaesen, afirma sobre el arancel impuesto a los paneles chinos que "nunca es tarde si la dicha es buena". Jiménez cree que pese a los recortes y la congelación de las primas fotovoltaicas, el sector tiene recorrido en el ámbito del autoconsumo. A la espera del reglamento que debe detallar el autoabastecimiento de energía, Jiménez afirma que para muchos consumidores (sobre todo empresas) ya puede resultar rentable instalar paneles usar la energía que se produce y posteriormente vender la sobrante. "Todo depende del acuerdo que se alcance con la comercializadora que va a comprarte la energía, pero yo ha estoy viendo períodos de amortización de la inversión bastante cortos, de entre cinco y seis años", afirma.

Tras el arancel de Bruselas, los fabricantes españoles también pueden ver incrementada su cuota en el mercado europeo.