Bankia lo calificó como una mejora en la organización, pero lo cierto es que la forma en que ubicó en el Palacio de Congresos a un amplio grupo de minoritarios acabó por provocar un enconado enfrentamiento de asistentes con personal de seguridad. Varios de los intervinientes, al igual que el sindicato CGT, lo denunciaron después: Bankia reservó las primeras filas del auditorio principal del recinto para personal propio procedente de oficinas, de tal forma que los minoritarios presentes en el mismo eran una minoría. El resto fue ubicado en otras salas anexas, donde tenían visión de la junta mediante pantallas. Pero lo que querían era mostrar su malestar a la cara al presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, y al resto del consejo. Fue entonces cuando, al inicio del discurso del banquero, se dirigieron a la puerta que daba acceso a la sala, donde se encontraron con un muro de personal de seguridad.

Además de una docena larga de personal de seguridad propio que vigilaba el interior de la sala, de los tres controles para acceder al recinto y del personal de la policía que supervisaba los exteriores del Palacio de Congresos para controlar a los manifestantes congregados allí muchos menos que en la junta del año pasado, Bankia contrató los servicios de una conocida empresa de seguridad que trasladó al recinto a más de dos decenas de empleados. Fueron estos últimos los que formaron una barrera para impedir el acceso lo que irritó a medio cerca de medio centenar de accionistas que llevaban camisetas y pancartas de Adicae. Se inició un forcejeo que derivó en algunos agarrones y empujones. La tensión fue máxima, aunque el enfrentamiento no llegó a más.

Tras los empujones, estos asistentes comenzaron a lanzar proclamas de protesta en el pasillo central del Palacio de Congresos. La afinidad de la primera mitad del auditorio quedó en evidencia cuando al final de la jornada aplaudió de forma general la última intervención de Goirigolzarri. Otra anécdota se produjo con un manifestante que intentó acceder a la sala con la acreditación de un anciano que se había marchado. Tras ser descubierto por el personal de seguridad se produjo una persecución por el Palacio de Congresos. Cuando lo cogieron fue entregado a agentes de la Policía Nacional, que procedió a identificarlo.

Pese a la tensión, gritos e insultos que sobrevolaron toda la jornada durante la junta de accionistas, el personal de seguridad de Bankia trató de no perder las formas. No se desalojó a ningún asistente, aunque algunos llegaron a sacar pitos durante el discurso de Goirigolzarri. En estos casos, se les aconsejó dejar de pitar, lo que obedecieron en casi todas las ocasiones.