El expresidente de Bankia Rodrigo Rato defendió ayer su actuación al frente de la entidad y eludió cualquier autocrítica por el canje de preferentes por acciones de Bankia, una acción que fue supervisada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

En una comparecencia ante la comisión de investigación del Parlamento catalán sobre la actuación de las entidades financieras en Cataluña, Rato se escudó en el criterio del Banco de España, en los informes de los auditores o bien en la supervisión de la CNMV para justificar, respectivamente, la fusión de Caja Madrid con Bancaja y otras cinco cajas locales, la salida a bolsa de Bankia o bien el canje de preferentes por acciones de esa entidad.

Rato señaló que en su etapa como presidente de Bankia, cargo del que dimitió el 7 de mayo de 2012, provisionó 22.500 millones y se dedicó a sanear la entidad y a cerrar oficinas, cumpliendo con los requisitos de capital. En cuanto a si asumía algún tipo de responsabilidad civil, penal o patrimonial por Bankia y si consideraba que debía estar en prisión, Rato se limitó a responder que se hacía "responsable" de las decisiones que se tomaron durante su mandato. Durante la comparecencia, el diputado del CUP, Daniel Fernández, amenazó a Rato con tirarle una sandalia y le dijo "Nos vemos en el infierno. Su infierno es nuestra esperanza. (...) Hasta pronto, gángster".

El actual presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, criticó ante la comisión de investigación del Parlament al anterior equipo gestor de la entidad por el "error" de la salida a bolsa y subrayó que se ha dedicado a dar una solución al "problema" de las preferentes y la deuda subordinada, unas emisiones anteriores a Bankia. Goirigolzarri dijo que la entidad estaba "totalmente apalancada" a un crecimiento ligado al inmobiliario.