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La pérdida de empresas valencianas de tamaño medio hipoteca la salida de la crisis

Los expertos alertan de que su desaparición compromete la competitividad y las exportaciones

Imagen de la última edición de Cevisama. Levante-EMV

La clase media empresarial, como sucede en la propia sociedad, se está empobreciendo, mientras las grandes firmas, en su mayoría, progresan y se enriquecen en un contexto de extrema dificultad para todos por la crisis en el que las pequeñas mercantiles son cada vez de menor tamaño y «las que no cierran resisten como pueden». Lo dijo el pasado martes el presidente de la patronal valenciana del metal Femeval, Vicente Lafuente, y lo corroboran los expertos consultados por este diario y la propia Confederación Empresarial Valenciana, que atestigua que esa tendencia es general y no solo atañe al metal. Así que las medianas empresas languidecen y esta tendencia puede ser nefasta para el futuro de la economía valenciana, porque implica una pérdida de competitividad, justo lo contrario de lo que se precisa en un mundo globalizado. En realidad, en el tejido empresarial autonómico, las medianas empresas no tienen una gran relevancia en cuanto a número. Así, el Directorio Central de Empresas (Dirce) del INE cifraba en 2009 en solo el 0,65 % del total (2.381) la cifra de mercantiles con entre 51 y 250 trabajadores, es decir, aquellas que podrían considerarse medianas. De ellas, 784 estaban en el tramo comprendido entre los 100 y los 199 empleados. El mismo estudio, tres años más tarde, constataba la merma en este tipo de empresas que denunciaba Lafuente, dado que las firmas con entre 50 y 99 asalariados bajaron en un 0,9 %, mientras que aquellas con entre 100 y 199 lo hicieron en un 13,1 %.

Sin embargo, más allá de la estadística, el entramado de empresas medianas es básico para llevar a cabo políticas de innovación, cooperación e internacionalización. Dicho de otra forma, tienen el tamaño suficiente para aplicar esas políticas, a diferencia de las pequeñas. Son, también, una imprescindible cantera de grandes empresas. El catedrático de Dirección de Empresas de la Universitat de València, José Pla Barber, comparte la visión pesimista del líder del metal. En su opinión, en un mundo global como el actual, las empresas tienen dos opciones: crecer o especializarse en medios locales. «Si quieres internacionalizarte» y esta es una decisión esencial para competir con productores de todo el mundo, porque el tablero de juego se ha ampliado a todo el orbe, «necesitas tamaño y eso solo lo consigues mediante compras, fusiones o cooperación», afirma Pla. El problema es que para lograrlo es necesario tener capital y en estos momentos el dinero no fluye ni desde la banca ni desde las administraciones en forma de ayudas. En consecuencia, las medianas empresas valencianas no tienen otra opción «que ser más pequeñas para sobrevivir, despiden trabajadores y se especializan en ciertos nichos de mercado, en ocasiones a través de la subcontratación». Su espacio lo están ocupando las grandes y las internacionales.

A este respecto, el profesor de Economía Aplicada de la Universitat de València y exconseller de Industria en los gobiernos de Joan Lerma, Andrés García Reche, tras destacar las consecuencias «muy negativas para la economía valenciana» de la desaparición de las medianas empresas, recuerda que, entre estas, «las únicas que sobreviven son las que exportan», mientras que las que no logran financiación y tienen su clientela en España, lo «están pagando». Las grandes firmas, por su parte, que están en su mayoría internacionalizadas, crecen por la diversificación de su negocio y las facilidades que tienen para obtener capital mediante las emisiones de bonos o deuda o por el mayor acceso al crédito bancario.

José Pla Barber, que prefiere hablar de medianas empresas que, en lugar de desaparecer, menguan y que se vuelven cada vez más obsoletas, sin capacidad para innovar ni salir al exterior, cree que los efectos de esa dinámica serán demoledores si no se le pone freno, porque «dejaremos de ser competitivos. La tendencia actual es a competir en el mercado global y, si seguimos así, solo seremos competitivos en una parte muy pequeña del mercado, porque otros habrán ocupado todas las posiciones». Lo más dramático es que Pla y García Reche coinciden en que en el corto plazo las medianas empresas no pueden hacer otra cosa que sobrevivir. Y gracias.

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