La promotora del PAI del Grao, una de las pocas bolsas de suelo sin urbanizar que queda en la fachada marítima de Valencia, se ha visto abocada al concurso de acreedores al ser incapaz de afrontar sus compromisos financieros y de cerrar un acuerdo con sus principales acreedores. La mercantil Acinelav Inversiones 2006, participada por Bankia y algunos de los principales promotores y constructores de la ciudad, tiene pendiente de amortización un préstamo sindicado de 200 millones de euros en el que el mayor acreedores es el BBVA con un 30 %, pero en el que también se ven afectados el Santander, el Banco de Sabadell, Caixabank y la Sareb.

Las dificultades para alcanzar un acuerdo de refinanciación del sindicado han empujado a la quiebra a la mercantil, en la que tienen participación Salvador Vila, Gesfesa y Pavasal (ambas a través de Kiraly Desarrollos Inmobiliarios), Lubasa y Construcciones Valencia Constitución. Esta última compañía, en manos de Jaime Febrer, está en liquidación, un hecho que ha complicado todavía más las posibilidades de pacto.

Acinelav Inversiones fue declarada en concurso de acreedores el pasado 27 de mayo y el juzgado ha designado administrador concursal a Jordi Albiol, en representación de Rousaud Costas Durán Consursal. El principal activo de la concursada son los 100.000 metros cuadrados de suelo que albergaba los antiguos depósitos de CLH y por los que desembolsó 300 millones de euros en 2006.

Los terrenos son la última pastilla de la fachada marítima, pero no están exentos de cargas urbanísticas ligadas al soterramiento de las vías de tren y el denominado delta verde de Valencia.

El pinchazo de la burbuja inmobiliaria ha congelado el desarrollo urbanístico del PAI y la capacidad de Acinelav de generar ingresos. En 2012 la empresa cerró con cero euros en cifra de negocio, unas pérdidas de 32,3 millones (que se sumaban a 63,4 millones de ejercicios anteriores) y una deuda de 271,4 millones de euros.

Tras los firmantes del préstamo sindicado, que tiene como garantía el suelo, el principal acreedor es la Sareb, con 68 millones en préstamos participativos que ocuparán los últimos lugares en el orden de prelación de créditos. La Sareb recibió esos préstamos de Bankia con un descuento, al igual que su parte en el sindicado.

La estrategia del llamado banco malo pasa por propiciar la enajenación a un tercero del activo y obtener ingresos suficientes que compensen una posible minusvalía por los créditos participativos. Todo indica que Acinelav irá a liquidación y los terrenos saldrán a subasta o pasarán a manos de los bancos acreedores.