Manuel Fernández «Lito» era un sindicalista «de raza lobo», según aseguran sus compañeros de militancia, pero, sobre todo, era «dialogante» en una federación, la del metal, muy dura en las negociaciones donde había impuesto una máxima: «Negociar-presionar, pero siempre para volver a negociar». «Lito», el histórico dirigente de la Federación del Metal de UGT, falleció la madrugada del viernes a los 67 años después de una carrera de cargos sindicales que asumió velozmente y que inició en Asturias, en Arcelor Mittal (antigua Ensidesa), en la factoría de Veriña (Gijón), donde fue trabajador metalúrgico y responsable de la sección sindical de UGT.

Ante todo, «Lito» era un sindicalista. Militó en el PSOE y llegó a ocupar un escaño de diputado durante dos legislaturas autonómicas en la Junta General del Principado pero, al final, cuando tuvo que elegir, se quedó con la labor sindical. «No se puede estar en misa y repicando», decía a sus compañeros para explicarles que entendía la política como una participación activa y que si interfería con la acción sindical exigía tomar parte y decidirse. «Una cosa u otra» y él lo tenía claro, había que alejarse de la política si era un impedimento para la defensa de los derechos de los trabajadores.

Sin embargo, en sus últimos años como sindicalista volvió a la política, al Comité Federal del PSOE, del que era miembro. Desde 1988 y durante 25 años ocupó la secretaría general del Metal, Construcción y Afines de UGT, cargo que abandonó en septiembre del año pasado, al jubilarse. En ese tiempo fue reelegido en varios congresos y en 1994, cuando Nicolás Redondo decidió retirarse, se presentó a la secretaría general. Competía entonces con Cándido Méndez y dicen sus compañeros, que ese año se retiró para no forzar la votación y no tensar la situación del sindicato. Sin embargo, al año siguiente, 1995, en un congreso extraordinario, volvió a presentarse y llevó su candidatura a término aunque finalmente perdió por escasísimos votos.

Esa disputa por la secretaría general no supuso una interferencia en las relaciones con Méndez, sino todo lo contrario, ya que él entendía que el sindicato estaba por encima de las posiciones políticas. Por eso recompuso su relación con Méndez y tanto él como su federación llegaron a ser uno de los principales apoyos en la estabilidad de la organización.

Así lo reconoció ayer Cándido Méndez cuando expresaba su pesar por la muerte de «Lito». «Era un hombre con grandes valores sindicales hacia fuera y hacia dentro».

Dialogante, negociador y comprometido. Al frente de su federación vivió momentos traumáticos de reconversión industrial, con pérdida de muchísimos empleos, que en algunos casos capeó con éxito. En UGT Asturias le recuerdan como un «gran defensor» de la industria y la siderurgia asturianas.