Las nuevas ayudas para el sector de frutas y hortalizas que ha aprobado Bruselas para paliar los efectos negativos del veto de Rusia a las exportaciones de la Unión Europea (UE) que incluyen las naranjas y mandarinas tendrán un alcance muy limitado y apenas contribuirán a corregir los desequilibrios en un mercado donde la gran distribución ya está imponiendo precios a la baja de los productos hortofrutícolas en origen. Tanto es así que la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) ha exigido a la Comisión Europea que rescate y revitalice el concepto de la preferencia comunitaria «como única vía verdaderamente eficaz» para paliar las graves consecuencias del veto de Moscú.

La organización agraria que preside Cristóbal Aguado entiende que esa recuperación de la preferencia comunitaria debe materializarse, cuanto antes, en el cierre temporal de las fronteras comunitarias a determinadas mercancías procedentes de países terceros que tienen acuerdos preferenciales firmados con la Unión Europea. En el caso del sector hortofrutícola, la situación denunciada se produce principalmente con Marruecos, Egipto, Turquía y con ciertos países del hemisferio sur como Sudáfrica o Argentina.

La propuesta de reglamento para apoyar a los principales sectores afectados por el veto de Rusia prevé ayudas para 58.600 toneladas de cítricos sin incluir limones de España, lo que supondrá alrededor de 11,6 millones para los productores de estos agrios, quienes apenas podrán cubrir los costes de explotación.

«Desgraciadamente según Aguado estamos viviendo una situación excepcional y ante situaciones excepcionales como la que está generando el veto ruso hacen falta respuestas excepcionales. Toda la mercancía de tipo agropecuario originaria de los países de la UE que no va a poder entrar en Rusia tendrá que intentar buscar acomodo comercial en los mercados tradicionales que ya cuentan con una oferta muy abundante y en los que compiten el mismo tipo de productos enviados de forma masiva por países terceros. Esta circunstancia va a provocar sobreoferta y, muy probablemente, hundimiento de las cotizaciones».