La OCDE confirmó ayer la revisión al alza de las perspectivas sobre la economía española tanto para este año (1,3 %, en lugar del 1 % hace seis meses) como para el próximo (1,7 % frente al 1,5 %), y espera que el ritmo se sitúe en el 1,9 % en 2016. En su informe semestral de Perspectivas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se alineó así con las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para este ejercicio y el próximo, y se acerca a las del Gobierno español, que en los presupuestos augura un alza del 1,3 % del producto interior bruto (PIB) en 2014 y del 2 % en 2015.

Las cifras del PIB que ofrece para España son mejores que las de los tres grandes países de la moneda única europea (Alemania, Francia e Italia) y también más positivas que las de la zona del euro en su conjunto, cuya actividad progresara únicamente un 0,8 % en 2014, un 1,1 % en 2015 y un 1,7 % en 2016.

Los autores del estudio señalaron que el incremento de la actividad (a un ritmo anual del 2 % constatado en la segunda parte de este año) gracias al consumo privado, ha permitido compensar la ralentización de las exportaciones y ha dado lugar a un crecimiento del empleo más fuerte de lo previsto.

Pero a pesar de su disminución, avisan de que la tasa de desempleo va a continuar siendo la segunda más elevada de los 34 países miembros de la OCDE, solo por debajo de la de Grecia: del pico superior al 26 % que se alcanzó en 2013 se va a pasar al 23,9 % en este último trimestre de 2014; al 22,6 % al terminar 2015, y al 21,6 % al concluir 2016.

Esa situación «difícil» del mercado de trabajo tiene que ver también con una gran proporción de desempleados de larga duración, una elevada tasa de inactividad juvenil y una parte importante de trabajadores obligados a contentarse con contratos temporales y a tiempo parcial.

Ralentización en la eurozona

Por otra parte, la OCDE ha recomendado ralentizar el proceso de consolidación presupuestaria en la zona euro con el objetivo de reducir su impacto sobre el crecimiento a la vez que ha reclamado más medidas de estímulo monetario por parte del Banco Central Europeo (BCE).

En este contexto, el «Club de los países ricos» recomienda adoptar medidas para apoyar todo lo posible el crecimiento, entre ellas unas «ambiciosas reformas estructurales con urgencia», sobre todo en Japón y el núcleo de la zona euro, para impulsar el empleo y fomentar el crecimiento a largo plazo.