La Generalitat acudió al rescate de Air Nostrum en diciembre de 2013 para evitar que sus tensiones de tesorería pusiesen en riesgo la continuidad de la compañía. El Instituto Valenciano de Finanzas otorgó en esas fechas y posteriormente en marzo crédito por 7 millones de euros en contra de la opinión de sus propios técnicos y vulnerando los reglamentos internos del organismo en cuanto a los límites de riesgos asumidos con una sola empresa, según revela el informe de la Sindicatura de Cuentas correspondiente al ejercicio del año pasado. La Generalitat justificó el rescate por razones estratégicas para la Comunitat Valenciana.
La operación se fraguó en noviembre de 2013 en el seno del Comité de Financiación Empresarial, un órgano controlado por la Conselleria de Economía, y cuando Air Nostrum todavía estaba en manos de la familia Serratosa. La aerolínea estaba en fase de búsqueda de inversores y acumulaba problemas de liquidez. En diciembre recibió 4,5 millones de euros del IVF. En marzo de 2014 otorgó otros 2,5 millones.
Air Nostrum estaba pendiente de ejecutar una ampliación de capital para sanear sus balances, así que se condicionó el crédito esa inyección de fondos. El préstamo se había solicitado a siete años, pero se concedió a 12 meses. Si se consumaba la ampliación de capital, como así fue en abril, se prolongarían los plazos de vencimiento en seis años.
Los técnicos del IVF informaron desfavorablemente por la existencia de «incertidumbres importantes en la situación económico financiera del prestatario y las garantías ofrecidas». Para sortear este escollo se acordaron duras condiciones que llevaron a Air Nostrum a pignorar en favor del IVF el stock de piezas de repuesto de aviones, valorado en nuevo millones de euros. Además se suscribió una segunda garantía que pignoraba una parte importante de los pagos procedentes de los acuerdos de cesión de líneas con Iberia. Air Nostrum recibe mensualmente unos 30 millones de euros de Iberia. Se pignoró toda aquella cantidad que excediese de 20 millones, que serviría para amortizar el crédito en caso de impago. También se aportaron cuentas de la compañía.
Todas estas garantías tenían por objeto cubrir los riesgos de Air Nostrum con el IVF después de que los técnicos del organismo advirtiesen que la operación vulneraba su propio reglamento. En un informe del 21 de noviembre, los técnicos señalaron que en esas fechas el riesgo asumido por el Instituto con la compañía aérea superaba los cinco millones de euros que marca el reglamento del IVF. Según la Sindicatura, alcanzaban ya los 9,7 millones, de los cuales 6,6 eran préstamos y 3,1 avales que fueron cancelados en marzo de 2014.
No era el único incumplimiento del reglamento del IVF. El informe de los técnicos también señalaba que la operación no cumplía los requisitos de ninguna de las líneas de financiación ofrecidas por el «banco» de la Generalitat y advertía sobre la posibilidad de que fuese interpretada por Bruselas como una ayuda de Estado. En abril de 2014 se completó la ampliación de capital con la entrada del consejero delegado Carlos Bertomeu y de sus socios del Instituto de Infertilidad Antonio Pellicer y José Remohí, a título particular. Inyectaron 25 millones en capital y deuda y sanearon los balances.
En la actualidad, los prestamos se de Air Nostrum, que en 2014 ha entrad0 en beneficios, se encuentran al corriente de pagos.
