Empresariado
Las empresas familiares apuestan por una reducción de la presión fiscal
La encuesta del barómetro desvela que las compañías son más optimistas respecto a la situación económica
m. pomares | valencia
Los índices macroeconómicos empiezan a apuntar desde hace unos meses a la recuperación, y eso, poco a poco, también va calando entre el empresariado. Sin ir más lejos, así lo constata la tercera edición del Barómetro de Empresa Familiar, realizado por la consultora KPMG en colaboración con las asociaciones territoriales vinculadas al Instituto de la Empresa Familiar. La consulta no sólo pone de manifiesto que esas mejorías ya han comenzado a tener incidencia en factores clave como el empleo o la facturación, sino que, además, las compañías son más optimistas sobre su futuro más inmediato. Ahora bien, todavía creen que es necesario impulsar cambios en el entorno regulatorio, unos cambios que, a día de hoy, pasan por la rebaja de los impuestos, junto a una legislación laboral más sencilla, una simplificación de la normativa fiscal y, por supuesto, menos burocracia. Y es que sí, es verdad que las empresas ya ven la situación con otros ojos, pero la disminución de la rentabilidad es, de largo, uno de los principales desafíos a los que se enfrentan en estos momentos, seguida de la incertidumbre política o el incremento del coste de la energía.
De entrada, el documento pone en evidencia que las perspectivas han mejorado, hasta el extremo de que el 64% de las empresas familiares tiene una visión optimista de los próximos seis meses, manteniendo así la tendencia positiva que ya se reflejó en la encuesta de junio de 2014. Los datos cobran más importancia si cabe si se tiene en cuenta que hace ahora un año sólo el 42% miraba hacia adelante con optimismo, frente al 25 % que tenía una visión muy negativa de su futuro más inmediato.
Precisamente es esa percepción de que la recuperación comienza a tomar visos de realidad lo que, al final, tal y como señalan los empresarios, ha llevado a que una de cada dos compañías familiares españolas a incrementar su plantilla y su facturación en los últimos seis meses, según adelantó este periódico en su edición del lunes.
Sea como fuere, los empresarios españoles tienen claro que, por mucho que empiece a recuperarse la confianza, en el ámbito regulatorio aún son necesarios cambios para reducir la presión fiscal, simplificar la normativa laboral y tributaria, y reducir la burocracia, especialmente en lo que a los impuestos se refiere. Las prioridades son similares a las que se desprenden del barómetro en el que se incluyen las empresas europeas, aunque en este caso preocupa más lograr una legislación laboral más sencilla y la reducción de trámites.
Esa mejora en los índices de confianza entre los propietarios y directivos tampoco les ha hecho perder de vista el que, a día de hoy, siguen considerando el principal problema: la disminución de la rentabilidad, como señala el 58 % de los encuestados españoles. A ello, el 31 % de los empresarios añaden la incertidumbre política y el incremento en el coste de la energía, como señalan el 28 %.
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