Cacsa

Las orcas de la discordia

Cacsa basa su reclamación de 26,5 millones a Parques Reunidos en que no trasladó al Oceanogràfic una pareja de cetáceos de otro parque en Altibes - La Generalitat rechazó pagar por el alquiler de los animales

Las orcas de la discordia

Las orcas de la discordia

víctor romero | valencia

Freya, Valentín, Inouk, Wikie, Moana y Keijo. Son los nombres de las seis orcas que señorean en las piscinas del parque acuático de Marineland en Francia. El recinto es uno de los más grandes de Europa y en 2006 fue adquirido por Parques Reunidos, que a su vez operaba el Oceanogràfic de Valencia. Un año después, en agosto en 2007, el entonces vicepresidente económico del Consell, Gerardo Camps, viajó a Antibes invitado por el gestor privado para negociar la posible llegada de dos de estos cetáceos como elementos clave para la renovación del escaparate del acuario valenciano.

Sin embargo, las ballenas nunca desembarcaron en Valencia. Parques Reunidos pretendía alquilarlas a la Ciudad de las Artes y las Ciencias y la operación no convenció a los responsables del Consell. Ahora, la no presencia de estos cetáceos en la oferta zoológica del Oceanogràfic y el impacto que esto puede haber tenido en la cuenta de explotación del recinto es la base principal de la reclamación de 26,5 millones que Cacsa ha hecho a Parques Reunidos Valencia por no aportar los contenidos biológicos previstos en el plan director que sirvió para la adjudicación, según ha podido saber Levante-EMV de fuentes de toda solvencia.

Este requerimiento formará parte como respuesta de reconvención a la demanda que Parques Reunidos ha presentado contra Cacsa en la que reclama a la mercantil pública 8,9 millones por importes pendientes de pago correspondientes al cruce cánones fijado en el contrato de gestión. La reclamación ha sorprendido a Parques Reunidos. Fuentes del entorno del operador con sede en Madrid sostienen que ha recibido con sorpresa esta petición económica. En Parques Reunidos esperaban que Cacsa contraatacase su demanda reclamando por conceptos como carencias en las labores de mantenimiento del Oceanogràfic, pero no con el impacto de supuestos incumplimientos en materia de contenidos zoológicos y además por una cuantía tan elevada.

La empresa pública ha optado por las dos vías. Ha encargado informes periciales que le sirven para cifrar en 6,8 millones de euros el deterioro de las instalaciones como consecuencia del incumplimiento de obligaciones referidas al cuidado y mantenimiento de las infraestructuras, pero exige además 26 millones por el lucro cesante de no haber incorporado contenidos biológicos.

Habrá que ver si esta demanda tiene fortaleza jurídica o es una forma de generar presión en Parques Reunidos para que acepte sentarse a negociar. Antes de acabar el año pasado ya hubo conversaciones con la Abogacía de la Generalitat que no llegaron a buen puerto.

Lo cierto es que fuentes consultadas cercanas a la Generalitat explican que Parques Reunidos nunca tuvo un obligación contractual de incorporar las dos orcas. La negociación de 2007 se produjo ante la necesidad de renovar la oferta de animales una vez superado el efecto champán de la apertura cinco años antes. El delfinario del Oceanogràfic está concebido en realidad como un orcario por sus dimensiones y la opción de traer dos grandes cetáceos podía suponer un empujón para el acuario valenciano. Parques Reunidos, que percibía parte de sus ingresos por los beneficios de explotación, pretendía además cobrar por el alquiler de sus orcas francesas. Esta cesión nunca se cerró porque Gerardo Camps rechazó las condiciones económicas que planteaba el gestor privado.

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