Innovación

El futuro del internet de las cosas

La tecnología demandará en 2020 un total de 4,5 millones de empleos mientras que ahora solo emplea a 300.000 - La innovación en esa materia duplica la rentabildad para las pymes

El futuro del internet de las cosas

El futuro del internet de las cosas

jordi cuenca | valencia

El mundo tecnológico está lleno de oportunidades desconocidas o desaprovechadas, cuyo uso intensivo será esencial en la nueva economía y básico para reducir las tasas de desempleo. Es lo que afirma con rotundidad Silvia Leal, directora académica de los Programas de Tecnología del IE Business School, quien señala las posibilidades laborales que se esconden dentro del denominado «internet de las cosas», que, teóricamente, explica como la opción de «conectar las cosas entre sí y con las personas» y que, a base de ejemplos, resulta más explícita: «Una tecnología que avisa que el conductor de un camión se está durmiendo, un dispositivo que avisa de que la lavadora se ha roto y cuando llegas a casa te encuentras al reparador en la puerta, una pastilla que detecta si una persona con antecedentes está teniendo un infarto, avisa a los médicos y llama a la ambulancia al mismo tiempo...».

Todas estas novedosas herramientas tecnológicas son solo un esbozo de lo que está por venir y, sobre todo, de lo que se puede desarrollar en un futuro con la dedicación a alumbrar otras por parte de todo tipo de profesionales. Un mundo infinito en el que, según Leal, «la formación no cuesta dinero y puede hacerse en casa». Hay que pensar. Proyectar ideas. A este «internet interactivo» se dedican ahora unas 300.000 personas en el mundo, pero la demanda para 2020 alcanzará los 4,5 millones, según explicó ayer Leal en Valencia, donde participó en la jornada «Talent at Work», un programa destinado a fomentar y potenciar la empleabilidad de los jóvenes y los estudiantes que organizó la consultora Manpower en el marco de su iniciativa Human Age Institute. Ocupar esos espacios laborales no solo reducirá el desempleo y propiciará que los jóvenes «desarrollen cosas nuevas, negocios novedosos o formas nuevas de hacer las cosas», sino que aumentará la productividad y, sobre todo, «será esencial en la nueva economía» y en la salida de la crisis, porque, de lo contrario, «estaremos haciendo lo mismo» que nos ha traído hasta aquí. La clave, añade Leal, es el «eliderazgo, que es la capacidad de innovar con la tecnología» para, además, aportar valor a las empresas. La experta del IE Business School añade que cada euro invertido en I+D genera 3,7 en una pyme, pero si se innova en tecnología se alcanzan los siete.

A este respecto, Leal recuerda que la Comisión Europea calcula que para este mismo año el desarrollo tecnológico generará en la UE 864.000 vacantes, de las cuales, según otras fuentes, 60.000 podrían corresponder a España. Por tanto, hay una clara descoordinación entre la oferta y la demanda laboral y, lo que es igual de preocupante, un enorme vacío en las empresas, que, si no encuentran a las personas adecuadas para el desarrollo de nuevas ideas, verán mermado su negocio o paralizados algunos proyectos. Leal admite que hay un problema de orientación laboral en el mundo académico y recuerda al respecto que, de 1.091 masters censados en España, solo 21 cumplen los requisitos de calidad.

Por su parte, el presidente de la Asociación Española de Dirección y Desarrollo de Personas (Aedipe) en Valencia, Roberto Luna, aseguró durante su intervención en el foro que «la empleabilidad no se gana cuando acaba la carrera universitaria, sino en su transcurso». Se trata de «entrenar como lo hacen los deportistas; hay que leer, visualizar». Luna también quiso romper el mito sobre la idoneidad de la carrera elegida por un alumno, en el sentido «de que hacer una carrera no tiene por qué condicionar toda la vida profesional». Se puede cambiar para mejorar.

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