López Abad dice que la CAM pagaba dietas inferiores a las de otras cajas

Los exdirectivos de Caja Mediterráneo (CAM) Roberto López Abad y Juan Ramón Avilés defendieron ayer la legalidad de las dietas que percibieron los miembros de la comisión de control de una de las participadas de la entidad y que, en todo caso, estaban por debajo de la media del sector. Así lo manifestaron en la Audiencia Nacional, donde se les juzga desde el pasado jueves por delitos de apropiación indebida y administración desleal por irregularidades en el cobro de dietas por parte de los miembros de la comisión de control de Tenedora de Inversiones (TI) y en la concesión de créditos a Avilés.

El primero fue López Abad, exdirector general de la entidad, quien destacó que las dietas que cobraban en la CAM eran muy «distantes» a las de los altos cargos de otras cajas e «infinitamente alejadas» de los límites máximos que en 2012 fijó la ley para entidades nacionalizadas. Según explicó, la idea de crear esta comisión en TI partió del entonces presidente de la extinta caja, Vicente Sala, que trasladó su idea a la comisión de retribuciones de la CAM.

Dicho órgano encargó un informe a la consultora Towers Perrin, que recomendó una retribución fija o variable en forma de dietas y propuso que se arbitraran soluciones para los miembros de los órganos de gobierno de las cajas, de forma que pasaran a ser consejeros de participadas para acceder a remuneraciones que no les estaban permitidas por ley.

«No es una cosa tan rara, la Sareb ha hecho lo mismo», recalcó López Abad, para el que la Fiscalía reclama cuatro años de prisión por idear «un mero y burdo instrumento» para permitir que los miembros de la CAM «cobraran unos emolumentos muy superiores a los que tenían derecho».

Fue así como el consejo dio su visto bueno a esta comisión, que suponía además reproducir el sistema de gobierno que ya tenían los bancos para reorganizar determinadas áreas de negocio. Las retribuciones las conocía también el Banco de España que, aunque no dio su autorización explícita «porque no era necesaria», sí sabía«absolutamente» todo porque hizo un seguimiento «permanente». No obstante, consideró que las dietas se destinan para premiar a quienes por sus «conocimientos» asumen «la responsabilidad de que la compañía sea coherente con los objetivos generales», pero que, en todo caso, el concepto es «obsoleto, arcaico y trasnochado».

Por su parte, Avilés, para el que Anticorrupción solicita dos años y medio de cárcel, aseguró que no se hace «responsable» de la decisión que tomó el consejo de avalar las dietas de la comisión de control de TI, de la que fue presidente. «Soy responsable de mis actos, no de los de otros», precisó Avilés. Preguntado por la importante diferencia entre sus dietas en TI, con las que ingresó 308.000 euros entre 2007 y 2011 frente a los 24.000 que recibió en la caja, emplazó a formular esa cuestión a los consejeros y a la comisión de retribuciones. En todo caso, «estaba por debajo de mercado», pero criticó que «es como comparar churras con merinas» y «preguntar por qué cobra más el presidente de una comunidad autónoma que el de otra».