Con los tipos de interés prácticamente en cero „en concreto, un 0,05 %„ y la presión que ejerce el programa de compra de deuda pública del Banco Central Europeo (BCE), que ha permitido ya que países como España cobren por financiarse en productos a corto plazo, la banca española afronta un escenario que, como dicen en el sector, ningún responsable financiero actual había vivido, es decir, unos márgenes ridículos de tan estrechos que seguirán así como poco durante todo este año. Malo para el negocio bancario y bueno para el cliente, siempre que lo que busque es crédito, porque la remuneración de los depósitos está por los suelos. Los clientes hipotecarios con tipo variable están pagando desde hace un tiempo unos intereses históricamente muy bajos gracias a que el euríbor, principal referencia para estos contratos, está en el 0,2 % a doce meses. Con un diferencial medio del 1 %, según fuentes del sector, el tipo se queda en un 1,2 % «Muy bajo», apunta una fuente consultada.
The Wall Street Journal aventuraba ayer que esta tendencia puede provocar en un futuro más o menos inmediato que algunos bancos de países como España, Italia o Portugal acaben por pagar a sus clientes por sus hipotecas. Es una opción que ni el mercado en España ni los expertos consultados ven probable. Como aseguró el catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València, Joaquín Maudos, para darse ese supuesto el euríbor debería entrar en terreno negativo y hacerlo con la profundidad suficiente para comerse el diferencial. «El euríbor a un día sí está en negativo, pero el anual, que es la referencia, no. Descarto tipos negativos en préstamos hipotecarios y en cualquier préstamo, ya que no tendría sentido. Es como si una empresa tuviera interés en vender con pérdidas regalando los productos que vende», asegura el también director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).
Dicho esto, Maudos añade que que se avecinan cambios en los nuevos contratos hipotecarios: «En las nuevas operaciones, la banca se cubrirá de la caída del tipo de referencia ampliando el diferencial que aplica. Lo que no es admisible es que la banca pierda dinero dando préstamos, ya que es un negocio. Se podrían plantear en ese caso cláusulas suelo, siempre que sean razonables y no abusivas o con falta de transparencia», motivos por los cuales el Tribunal Supremo las anuló en BBVA, Cajamar y NCG Banco.
Fuentes financieras constatan que a las dificultades para lograr en el hipotecario ingresos lo suficientemente elevados para no poner en riesgo la rentabilidad „un elemento clave sobre los resultados de este año será que las entidades no tengan que elevar las provisiones para hacer frente a la morosidad„ se añaden las que se están produciendo en la concesión de créditos a las empresas. La competencia entre los bancos por captar a los clientes solventes y conceder préstamos está provocando que se abarate el coste de esas operaciones, lo que supone una presión añadida para las entidades financieras y su capacidad de generar ingresos. Tan es así que en la actualidad la diferencia entre lo que le cuesta financiarse a una pyme española y a una alemana es de 90 puntos porcentuales a favor de la segunda, cuando hace unos meses ese cifra rondaba los 150.
