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Familia de Rato

Rodríguez San Pedro, otro ministro de gran fortuna en los albores del clan familiar

El bisabuelo gijonés de Rodrigo Rato amasó una gran fortuna, llegó a ser responsable de Hacienda y de Educación, y alcalde de Madrid

Rodrigo Rato y su bisabuelo el gijonés Faustino Rodríguez San Pedro y Díaz Argüelles comparten, además de lazos sanguíneos, similitudes en su trayectoria pública. Ambos llegaron a ser ministros de Hacienda (Rato lo fue de Economía y Hacienda entre 1996 y 2000), una de las carteras de mayor responsabilidad en cualquier Gobierno, y los dos tuvieron una larga trayectoria como diputados y en representación de territorios distintos de Asturias, pese a sus evidentes raíces gijonesas. También hay algún rasgo común en el carácter, aseguran quienes han estudiado sus carreras. En lo económico, Rodríguez San Pedro fue quien comenzó a incrementar de forma relevante la fortuna familiar. Rato mantiene un cuantioso patrimonio.

Faustino Rodríguez San Pedro era el hijo de un farmacéutico de la población asturiana de Grado que a mediados del siglo XIX se trasladó a vivir a Gijón y que llegó a ser boticario del hospital de la ciudad. Pero al bisabuelo de Rato le atraían más las leyes que la práctica farmacéutica. Así que se licenció en Derecho por la Universidad de Oviedo y decidió hacer carrera en Madrid, donde fundó un bufete que llevaba los asuntos legales de importantes empresas, entre ellas la compañía Ferrocarriles del Norte. Fue allí donde amasó una importante fortuna, rememora el también abogado gijonés Francisco Prendes Quirós.

Cuando el negocio estaba bien asentado intentó ser diputado por Asturias en las Cortes de Madrid, pero sus malas relaciones con Alejandro Pidal, por aquella época una importante figura en la política asturiana, se lo impidieron. Así que decidió ir en busca de apoyos al otro lado del Atlántico. Concretamente a Cuba, que seguía siendo una colonia española en esos años, donde tuvo el sustento de varios empresarios de la industria del tabaco para lanzar su carrera política, algunos de ellos inmigrantes asturianos. «Se decía que sus discursos políticos en el Congreso eran muy largos, pero que estaban muy bien documentados y que tenía un carácter algo agrio» señala Prendes Quirós.

A partir de ahí, su carrera política fue creciendo. Primero fue alcalde de Madrid. Durante su mandato falleció su esposa, María del Carmen Alvargonzález. Posteriormente accedió al puesto de ministro de Hacienda y luego de Educación, durante los gobiernos de Francisco Silvela y Antonio Maura. Siempre con un ojo puesto en su Gijón del alma y volviendo a la ciudad muy frecuentemente, especialmente desde que enviudó, a su casa de la parroquia de La Pedrera.

En agosto de 2002 Faustino Rodríguez recibió, 77 años después de su muerte, un homenaje en la Feria Internacional de Muestras de Asturias. Al evento acudió su bisnieto, entonces era vicepresidente del Gobierno de Aznar. «Don Faustino vivió en un momento histórico crucial y supo aprovechar las oportunidades», aseguró el propio Rodrigo Rato durante aquel acto. Y definió a su familiar como «un hombre esforzado, que desde sus primeros años dedicó tiempo al estudio», y destacó su «importante actividad en la sociedad civil» y su «compromiso con la vida pública.

Uno de los hitos que dejó en su carrera política en España fue haber sido impulsor de la actual fiesta de la Hispanidad, que creó en 1913 con el objetivo de fomentar los lazos con los países hispanoamericanos. Rodríguez fue abuelo de dieciocho nietos y bisabuelo de cincuenta bisnietos. Fue el patriarca de una familia que siempre ha estado bien posicionada en España.

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