La junta de Bankia de ayer empezó a parecerse, ya en su cuarta edición, a lo que suelen ser las reuniones anuales de accionistas de las entidades financieras. Bajó de forma considerable el número de intervinientes —de 130 en la de 2012 a 42— y comenzaron a colarse demandas laborales o sobre el funcionamiento del banco. Aún así, los problemas de la entidad con miles de sus clientes, por la comercialización de las preferentes y la salida a Bolsa de 2011, fueron de nuevo los grandes protagonistas de una sesión que no llegó a las cuatro horas, casi la mitad que hace tres años.
El reducido grupo de afectados —capitaneados por la asociación de usuarios Adicae— concentrado a las puertas del Palacio de Congresos fue un indicativo de los nuevos aires en la habitualmente convulsa junta de Bankia. Por si acaso, el recinto estuvo rodeado de un fuerte despligue policial y de seguridad privada. Ya en el interior, una decena de personas, de nuevo con pancartas de Adicae, se dedicó durante la mayor parte de la sesión a proferir consignas —«devuélvannos nuestro dinero»— y más de un insulto al consejo de administración que presidía la sala, en especial durante la intervención del máximo responsable del banco, José Ignacio Goirigolzarri. Como en las anteriores ocasiones, los abogados y Adicae coparon las intervenciones en representación de accionistas que en esta edición tenían al menos 500 títulos. Prácticamente cerrado el caso de las preferentes, los letrados otean en el horizonte un objetivo suculento: las demandas por la salida a Bolsa ahora que el juez Andreu asume el informe pericial que dictaminó que la entidad no reflejaba en aquel momento una imagen fiel de sus cuentas. Quizás porque la mayoría de los intervinientes no era de Valencia, nadie recordó al expresidente de Bancaja José Luis Olivas. Sí hubo menciones lacerantes para Rodrigo Rato y Miguel Blesa, expresidentes de Bankia y de Caja Madrid, respectivamente.
