El ex presidente del Banco de Valencia y Bancaja José Luis Olivas se desvinculó ayer de las operaciones realizadas con Grupo Salvador y añadió que tampoco le pareció «significativo» el «quebranto» de 303 millones que, según el Banco de España, pudieron causar después al Grupo BFA-Bankia. Olivas declaró ayer ante el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz como imputado por un delito de administración desleal por el desvío de fondos a sociedades del empresario Ramón Salvador, con el que pudo ocasionar un perjuicio de 120 millones.

Según informaron fuentes presentes en su declaración, el también ex presidente de Bancaja explicó que nunca vio nada irregular en dichas operaciones porque el consejo de administración las aprobaba de forma genérica con muchas otras.

Olivas fue preguntado por el informe del Banco de España relativo a la revisión del Grupo Inmobiliario de BFA-Bankia de junio de 2013, en el que el supervisor advertía de que la inversión en la inmobiliaria del empresario alicantino Ramón Salvador, que ascendió a 369 millones, provocó al grupo financiero en sus cuentas a diciembre de 2012 un «quebranto» de 303 millones, el 82 % del total.

Pero el que fuera presidente de Bancaja insistió en que estas cifras no le parecieron «muy significativas», apelando a que el deterioro de la situación económica afectó al sector bancario en general, con lo que las supuestas pérdidas sufridas fueron en realidad «depreciaciones».

Según la querella que interpuso el Banco de Valencia contra su antigua cúpula, que ejerce como acusación representada por el abogado designado por el FROB, Carlos Gómez-Jara, los exresponsables de la entidad pudieron provocar «un perjuicio mínimo de 120 millones de euros» gracias a diversas operaciones «de dudosa racionalidad económica» con el grupo inmobiliario de Ramón Salvador.

Dicho grupo tuvo un «trato inexplicablemente privilegiado» por parte del Banco de Valencia y de Bancaja mientras Olivas fue su presidente, fruto del cual, obtuvo entre 2007 y 2012 un importe total de 631 millones, «sangría económica que sólo se paralizó» con la intervención por parte del Banco de España. Así, relataba que el empresario recibió solo hasta 2009 un total de 202 millones de euros a través de la sociedad H2018, creada «exclusivamente para resolver los graves problemas de solvencia» del empresario.