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Sector

La superficie citrícola disminuye otras 2.700 hectáreas al caer su rentabilidad

Cultivos emergentes como caquis y granadas han crecido hasta un 23 % en la C. Valenciana

La Comunitat Valenciana ha registrado una superficie de cultivos citrícolas de 165.359 hectáreas durante 2014, lo que supone un pérdida de algo más de 2.700 en comparación con el año anterior, según constata la Encuesta sobre superficies y rendimientos de cultivos de España (Esyrce) que acaba de publicar el Ministerio de Agricultura. El nuevo retroceso de la tierra destinada a los agrios tiene que ver sobre todo con el abandono de campos tras la pérdida de rentabilidad económica para los agricultores, una situación que contrasta con el crecimiento de la extensión de frutas emergentes como el caqui y la granada, cuyas superficies han aumentado hasta un 23 % en el último año.

En 2014 se ha frenado el abandono de áreas hortofrutícolas en términos absolutos después de que en 2103 la Comunitat Valenciana fuese la autonomía de toda España donde más suelo agrario se dejó de cultivar. En concreto, y siempre tomando como fuente la encuesta Esyrce del Ministerio de Agricultura, se han recuperado en la autonomía unas 3.500 hectáreas de cultivo, lo que supone un descenso en superficie abandonada del 2,11% respecto al año anterior.

Sin embargo, ese dato, a la hora de hacer un balance sobre la situación de los productores, puede resultar un tanto engañoso porque en ese capítulo de terreno recuperado y catalogado como agrario se incluyen usos tales como la masa forestal o las infraestructuras, además de cultivos que, como sucede con el caqui, incrementaron su superficie en más de 2.000 hectáreas. Por el contrario, en los cultivos más importantes de la Comunitat Valenciana ha continuado el abandono de superficie, pues además de las mermas en la citricultura se han dejado de cultivar 2.904 hectáreas (-3,92 %) en viñedo y casi 1.600 ha. de almendro.

En busca de rentabilidad

El presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado, sostiene que «no hay más que mirar las cotizaciones de naranjas y mandarinas o de la uva de vinificación para explicarse el hundimiento de estos cultivos a lo largo de las últimas temporadas. Donde no hay rentabilidad tampoco hay futuro», puntualiza el dirigente de AVA. Además, lamenta la ausencia de políticas de mercado para potenciar la actividad citrícola y afirma que la presión de las grandes superficie y los efectos del veto de Rusia a las exportaciones de la UE «han acabado de hundir esta temporada».

En parecidos términos, la organización agraria que lidera Ramón Mampel, la Unió de Llauradors, destaca que «el abandono de cultivos tradicionales como los cítricos y el viñedo es fiel reflejo de la evolución negativa de los precios en estos últimos años». Y recuerda que los costes de explotación «hacen inviable» el mantenimiento de determinados cultivos en una estructura agria caracterizada por los minifundios.

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