Cada nuevo informe surgido desde Europa ahonda un poco más en el retroceso que la Comunitat Valenciana está viviendo dentro del contexto europeo. En el apogeo de la crisis de Grecia, emparentada los últimos años a la Comunitat Valenciana por algunos observadores, surgen nuevas señales de alarma. Hace unos días, un estudio de la Comisión Europea publicado por Levante-EMV revelaba el retraso valenciano en el cumplimiento de los objetivos establecidos para 2020. Durante la crisis, la C. Valenciana ha perdido posiciones en la carrera por la convergencia europea, al mismo ritmo que algunas regiones griegas, el sur de Escocia o antiguas zonas mineras inglesas.

Otro mapa conocido hace unos días y puesto en circulación por el nuevo director general de Vivienda, el geógrafo Josep Vicent Boira, profundiza en las dudas sobre el futuro de la C. Valenciana. El Instituto Federal Alemán para los Asuntos Urbanos, con sede en Bonn, ha radiografiado la situación actual del cumplimiento de uno de esos objetivos de la estrategia Europa 2020: la lucha contra la pobreza y la exclusión social.

El discurso alarmista de la oposición, ahora en el Gobierno, encuentra nuevos argumentos. La Comunitat Valenciana, instalada desde hace tiempo en un índice de pobreza alrededor del 30%, aparece en el furgón de cola de la Unión. No está sola. Le acompañan las regiones del sur español: Castilla-la Mancha, Murcia, Andalucía y Extremadura. También las regiones italianas más deprimidas (al sur de Roma); así como la antigua frontera con la Unión Soviética (partes de Polonia, Hungría), zonas de la antigua Yugoslavia, algunas áreas de Irlanda y, obviamente, Grecia.

Frente a esta Europa coloreada en alarmante rojo, el mapa pinta de plácido azul, en diferentes intensidades, las áreas de progreso. Destaca en este sentido la situación de Cataluña y Baleares, hermanadas con la C. Valenciana en el agravio de la infrafinanciación, pero con mejores escenarios en la lucha contra la pobreza, dentro de los parámetros que proyecta Bruselas. Al margen de la «anomalía foral» del País vasco y Navarra, otras áreas de bienestar europeo se sitúan en el norte y centro del continente.

Según cita el propio estudio del instituto alemán, la expectativa en el momento de formular esta «estrategia 2020» pasaba por sacar a 20 millones de europeos de los márgenes de pobreza, pasando de 116,6 a 96,6 millones. Hoy el objetivo debía andar por los diez millones. Pero por medio se cruzó una crisis, que «hace difícil alcanzar el objetivo». Lejos de reducirse el número, en 2012 aparecían 122,6 millones de europeos en peligro de exclusión.

En estos momentos, un lustro después de formular los objetivos, el promedio en cada región tenía que girar en torno al 21,2% de personas en esa situación. La C. Valenciana se encontraba ahí hacia 2009, cuando estalló la crisis (22,1%). Tras varios años de depresión, los últimos datos sitúan la tasa (2014) en el 31,7 %.

Este contexto, en buena medida, ha propiciado un cambio de gobiernos histórico en España, también en la C. Valenciana, en las últimas autonómicas. Y marca la agenda política. Más allá de las medidas de emergencia (el Consell aumentó hace unos días en 1,5 millones la partida para renta garantizada de ciudadanía) los gobiernos tienen entre sus prioridades planes contra la pobreza.