El presidente de la patronal autonómica Cierval, José Vicente González, propuso ayer que el Gobierno acepte una quita del 50 % para reducir la abultada deuda pública de la Comunitat Valenciana. Una deuda que, como afirmó con un punto de dramatismo en su discurso tras su reelección por aclamación, «no podemos pagar». El dirigente patronal explicó que una parte sustancial de los 37.000 millones que adeuda la autonomía proviene de la infrafinanciación autonómica „citó expresamente 15.000 millones por este concepto en los últimos diez años„, mientras que el resto procede de lo gastado de más por «los gobiernos valencianos estirando el brazo más que la manga». Esta última «nos corresponde», pero para la primera abogó por buscar «con voluntad política», las «soluciones técnicas» que existen.

En su discurso citó al respecto fórmulas como las quitas parciales o la reestructuración a muy largo plazo con tipos de interés simbólicos y varios años de carencia. Luego, preguntado por los medios de comunicación, precisó que esta segunda opción al final es «el equivalente a una quita de la mitad; es pura matemática financiera». Asimismo, agregó que «la deuda que tenemos con el Estado, a final de cuentas, a efectos de deuda de España, ya está» contabilizada, por lo que se trata de «cambiarla de columna».

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, presente en el acto, respondió al ser preguntado por la propuesta del líder patronal que compartía los postulados de González. En su opinión, la Comunitat Valenciana «no está pidiendo un trato especial» porque el Gobierno ya ha condonado parte de la deuda a otra autonomía y, aunque no quiso hablar de quita o reestructuración, dijo «estar abierto» a una negociación con el Gobierno porque lo importante es «llegar a un acuerdo». Puig añadió que no pide «un trato especial para la Comunitat Valenciana» y que de lo que se trata es de «poner la casilla de la deuda donde toca».

Por su parte, el presidente de la CEOE, Joan Rosell, hizo suyas las reivindicaciones de la Cierval y señaló que la recuperación de los ingresos por la vía fiscal permitirán «hacer cosas» desde el Gobierno central. Y es que previamente González había dedicado la parte sustancial de su intervención ante la asamblea a denunciar la infrafinanciación autonómica con severas acusaciones hacia el Estado: «Cualquier padre de familia ayudaría al hijo más débil económicamente, nunca lo discriminaría negativamente, pero parece que no sea este el caso». Se refería a las balanzas fiscales hechas públicas el martes por el Ejecutivo, que revelan que la autonomía aporta 1.453 millones más de lo que recibe, un desfase que ha originado, como ha quedado dicho, casi la mitad de la deuda pública. «No queremos más que nadie, pero tampoco estamos dispuestos a tolerar ser menos que nadie y eso se llama recibir una financiación como mínimo igual a la media nacional».

Por otro lado, González, quien anunció que el recién iniciado será su último mandato al frente de Cierval, expresó la «colaboración y lealtad desde nuestra independencia» con el nuevo Consell, que «funcionará bien», pese a ser de coalición, «si se hacen las cosas correctamente».