En el panorama español actual la figura del emprendedor ha cobrado una elevada importancia, junto a la necesidad de lograr una cultura del emprendimiento y de arriesgar. ¿Quiénes representan actualmente en España esa idea? ¿Cuál es el perfil de las personas que se juegan tiempo, dinero y posiblemente la resistencia de su sistema nervioso?

Perfilar la figura del emprendedor es, de hecho, lo que pretende el nuevo estudio de Spain Startup «El mapa del emprendimiento. South Summit 2015» y quizá nunca mejor dicho, puesto que según este estudio basado en 1.800 proyectos presentados a la «Startup Competition», la cantidad de mujeres emprendedoras baja del 19% de los resultados del pasado año al 17% actual, porcentaje que refleja una significativa descompensación entre el número de hombres y mujeres que emprenden en España: sólo dos de cada diez son emprendedoras. Es un resultado que desde Lanzadera, la aceleradora fundada por Juan Roig, confirman: «Es cierto que el número de mujeres al frente de empresas ha bajado todavía más en el último año, pero no sucede igual dentro de los equipos, donde la presencia de la mujer está mucho más igualada» afirma Mª Carmen Tortosa, gerente de medios de comunicación.

Son datos que por otra parte visibilizan también algunos de los avances positivos, puesto que en referencia al resultado, la fundadora de Spain Startup, María Benjumea, ha afirmado que «pone de manifiesto una verdad universal que los países anglosajones entienden perfectamente y que en España cada vez se acepta más: el fracaso es aprendizaje, una oportunidad para desechar lo que no funciona, apostar por lo que sí, aprender de los errores y reinventarse», algo que se ajusta a lo que piensan desde Lanzadera, porque según señala Tortosa allí «es algo que repetimos mucho entre nosotros y en charlas, ponencias, etc., y cada vez está más presente, aunque todavía queda mucho para que se adopte generalmente esa mentalidad y que ésta se traduzca en resultados».

El estudio, a través de las encuestas realizadas con emprendedores procedentes de diversos lugares (el 67% de España, un 13% de sur de Europa y de Latinoamérica el 11%), desvela que el 90% emprende con estudios universitarios o de postgrado, y que la edad media ha variado respecto al año anterior, siendo ahora un 52%, más de la mitad, jóvenes menores de 35 años, frente al grupo de edad que predominaba el año anterior (35-44 años).

Son datos que demuestran el éxito de apostar por el emprendimiento por parte de los jóvenes españoles en España, y como valora Tortosa, «siempre y cuando comiencen con los suficientes conocimientos o con un apoyo exterior, es positivo que los jóvenes emprendan. Es así como ganarán esa experiencia que les permitirá crear proyectos maduros exitosos más adelante» independientemente de cómo se desarrolle la primera experiencia.

Sobre el pasado laboral de los encuestados, el 57% de los españoles ha expuesto que antes trabajaba por cuenta ajena, el 29% ya era emprendedor o lo había sido antes de embarcarse en un nuevo proyecto, y sólo el 10% se arriesga siendo estudiante o habiendo acabado los estudios pero sin experiencia laboral previa.

En cuanto a los principales desafíos destaca el reto (objetivo esencial,) de la financiación, que es obtenida principalmente mediante recursos propios (58%), seguido por el apoyo financiero de amistades y familia (26%) y los fondos privados (12%), quedando en último lugar la financiación a partir de créditos bancarios y crowfunding con un 4%.

Los emprendedores encuestados han incidido también en la importancia de encontrar socios estratégicos, dato que va en la línea del creciente interés de empresas y corporaciones por la innovación a través de acuerdos con «startups».

Por la parte de prioridades dentro de una «startup», ha despuntado la idea de rodearse de un buen equipo, como respaldan cuatro de cada diez emprendedores que afirman buscar a profesionales con talento como elemento prioritario, interés compartido por el 40% de los encuestados. En último lugar, hasta un 25% ha precisado la importancia del respaldo tanto tecnológico como en la gestión.

Testimonio: «Yo comencé a emprender con veinte años»

Fernando Marzal, co-fundador de la empresa valenciana Mobincube, comparte junto a su equipo muchos rasgos de los que recoge el estudio de Spain Sartup.

«Comenzamos con capital puesto por los fundadores (Ignacio Roda y Carlos Iborra, además de Marzal) y posteriormente involucramos a familia y amigos. Cuando desarrollamos el producto inicial recurrimos a fondos públicos (ENISA, CDTI, IVF) y una vez comenzamos a tener visibilidad, conseguimos fondos de capital privado».

No fue fácil pero en España, afirma Fernando, cada vez se apoya más a los emprendedores. Para él, que empezó con veinte años, emprender joven no es ninguna locura: «No creo que haya edad para emprender. Obviamente, la experiencia es un grado y siempre aporta algo, pero eso no conlleva ninguna garantía de éxito».

De entre las principales inquietudes, Marzal coincide con el 40 % de los encuestados al afirmar que «sin duda para mí lo más importante es saber rodearte de los socios más adecuados. No acertar es un error frecuente en el emprendedor» y señala que para Mobincube, la mayor complicación fueron los cambios tecnológicos (aparición de iPhone y Android) que «nos hicieron ser aún más ágiles».