La Generalitat tiene pendiente de resolver el vacío de poder que actualmente existe en la Ciudad de las Artes y las Ciencias. El consejo de administración está casi vacío como consecuencia de la dimisión de la práctica totalidad de sus integrantes. El anterior presidente de la empresa pública, Máximo Buch, dimitió tras salir de la conselleria de Economía, al igual que otros altos cargos nombrado por el PP. La sociedad está ahora bajo el paraguas de la Conselleria de Hacienda de Vicent Soler, pero la intención del bipartito de PSPV y Compromís es que pase a depender de Presidencia y, tal como publicó Levante-EMV en julio, se adscriba a la Agencia Valenciana de Turismo para potenciar y aprovechar el tirón turístico del complejo.
Si finalmente es así, el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, tiene todas las papeletas para asumir la presidencia del consejo de administración y tutelar el complejo. Colomer destaca por su talente moderado y negociador pero el Consell baraja situar además como director general a una persona experimentada y de perfil combativo, capaz de levantar las alfombras y también mantener el pulso a contratistas, proveedores y otro hueso duro de roer en materia de negociaciones como es el arquitecto Santiago Calatrava. La directora general designada por el anterior Gobierno, Henar Molinero, sigue en su cargo a la espera de que Colomer proponga al consejo de administración un nuevo nombre. Es la única directiva que ahora tiene firma como apoderada y de la que dependen, por ejemplo, el pago de nóminas.
La renovación de los órganos de gobierno de Cacsa debería resolverse en el próximo pleno del Consell de la semana que viene.
