En los últimos años se ha generado un intenso fenómeno de creación de tejido empresarial bajo la denominación de startup.

Al mismo tiempo se ha producido la destrucción de ese mismo tejido en una ventana temporal de 60 meses. Y es que menos del 5% de las startups españolas sobreviven tras su lanzamiento.

Una de las principales causas es la escasa preparación, experiencia y cultura empresarial, frente a la enorme ilusión y empuje de los nuevos empresarios. Según Jesús López, Subdirector del Master en Administración de Empresas (MBA) de la Cámara de Valencia, "sin un plan de investigación previo, las probabilidades de éxito empresarial pueden caer hasta casi llegar a cero".

Startups y el problema de planificación empresarial

?Una startup no es más que una empresa de nueva creación basada en el desarrollo tecnológico o en una innovación disruptiva.

Estas pequeñas empresas parten de una idea o un nuevo concepto en alguno de los campos de la innovación, y auguran la generación de resultados en un tiempo récord y un crecimiento exponencial en sus primeras etapas de vida.

Por esta razón obtienen la confianza de business angels, empresas de capital riesgo u otros inversores privados, atraídos por un rápido retorno de la inversión y un futuro prometedor.

Sin embargo, la mayor parte de estas aventuras se quedan por el camino. El 98 % de estas empresas fracasan antes de los 5 años según el "Mapa del emprendimiento en España", elaborado por IE Business School y Spain Startup. La explicación de esta elevada tasa de mortalidad se encuentra en la escasa o nula planificación de la idea de negocio, sin un modelo analítico de la propuesta de valor, recursos y alianzas necesarias, generación de ingresos, etc.

En otras ocasiones se crean startups con la promesa de un producto o servicio disruptivo, pero con escasa usabilidad o dudosa demanda, o en una fase excesivamente temprana de introducción y, por tanto, con un elevado riesgo.

Por tanto, estamos ante un problema de planificación empresarial. Además, emprender no es solamente un acto de ilusión, sino que supone un complejo proceso creativo y ejecutivo, basado en el análisis sistemático, la claridad de ideas, el conocimiento aplicado y unos objetivos concretos, medidos y planificados.