Tal vez todavía afectada por la fiebre arquitectónica que invadió a la ciudad —y, sobre todo, a los gestores públicos del PP— en los años de la bonanza económica, Feria Valencia tiró de obras emblemáticas de gigantes como Frank Gehry o Zaha Hadid para justificar parcialmente los sobrecostes en sus obras de ampliación detectados por la Intervención de la Generalitat. Este organismo elaboró un informe en el que concluía que la citada reforma costó un 86 % más de lo presupuestado, es decir, 251 millones de euros de más. A continuación, Feria Valencia presentó sus alegaciones.

Según consta en el posterior documento definitivo, remitido en octubre del año pasado por la Intervención a la fiscalía, que investiga la ampliación y la gestión de Feria Valencia durante la presidencia de Alberto Catalá entre 1999 y 2013, la institución intentó «justificar la razonabilidad del coste por metro cuadrado realizando una comparación con las ampliaciones de otras instalaciones. Sin embargo, en unos casos se compara a la feria con instituciones que no tienen nada que ver (museo Guggenheim de Bilbao [Gehry], la Caja Mágica de Madrid [Dominique Perrault] o el museo Maxxi de Roma) [Hadid], en otros se realiza una comparación parcial al comparar únicamente con 2 de los 12 pabellones de otra institución ferial [la madrileña Ifema], en otros casos se toma como dato cierto del coste de la inversión declaraciones en prensa sobre posibles inversiones futuras, etc».

La Intervención no aceptó estas alegaciones: «Carece de sentido acudir a este tipo de comparaciones» puesto que para valorar los precios «se dispone de un análisis específico del coste de las obras realizado por funcionarios técnicos de la Conselleria de Infraestructuras», que, no obstante y según la institución, solo hicieron una cata equivalente al 2 % de lo ejecutado.

En su evaluación, constataron que las fuentes y estanques de la plaza central de la Feria costaron 9 millones de euros, cuando se debía haber pagado solamente 4,9. El informe definitivo, al que ha tenido acceso este diario, incorpora un documento específico sobre esta fase de la ampliación en el que concluye que, en vista de la «documentación revisada y lo observado en las alegaciones, parece deducirse que algunas de las nuevas obras pudieron realizarse con anterioridad, o de forma simultánea, a la redacción del proyecto correspondiente». Además de que «aparecen precios modificados al alza de obras ya ejecutadas y certificadas (todas las fuentes)», se observa «cómo obras contenidas inicialmente en un determinado proyecto son detraídas del mismo e incorporadas a nuevos expedientes (proyectos) de posterior creación, cuya redacción y dirección de las obras se abona al mismo consultor que el proyecto inicial (Áreas Ingeniería y Arquitectura) [propiedad del arquitecto de la ampliación, José María Tomás] y cuya ejecución se asigna al mismo contratista».

A modo de anécdota de cómo se costearon algunas partes de las obras, los citados técnicos apuntan en otra parte del informe que la entidad pagó 46.838 euros por 714 metros de moqueta por la que debería haber abonado 23.419.