El Euríbor a doce meses, el principal indicador hipotecario, se ha situado a nueve milésimas del cero. Por tanto, si no remonta, todo indica que en breve entrará en terreno negativo. ¿Qué sucederá entonces? ¿Tendrá que pagar la banca a sus clientes? Las fuentes financieras consultadas descartan que tal posibilidad se produzca. Ahora bien, como puntualizó Lorena Mullor, gerente de la Asociación Hipotecaria Española (AHE), una entidad de la que forman parte todos los bancos y otras entidades vinculadas con la financiación a la vivienda, ninguna institución pública ha abordado esa eventualidad, motivo por el cual no existe regulación al respecto. Y el Banco de España dice que no va a inmiscuirse porque es una cuestión contractual.
Tanto Mullor como el catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València, Joaquín Maudos, y el delegado en la autonomía de la asociación de usuarios de banca Ausbanc, Pedro Pérez, coinciden en que, en el supuesto de que el Euríbor entre en negativo, los bancos disponen aún del colchón del diferencial, es decir, el sobreprecio que cobran todos los meses a sus clientes a partir del citado indicador. La AHE sitúa ese diferencial en una media del 0,5 %, mientras que Ausbanc lo eleva a entre el 0,6 % y el 0,75 % y Bankia, principal operador del sector en la autonomía, ubica el más barato en el 0,4 %. Claro que estamos hablando de hipotecas con una cierta antigüedad, porque en los últimos tiempos, para hacer frente a los márgenes cada vez más estrechos, las entidades financieras han elevado esa comisión. Bankia, por ejemplo, no da ninguna hipoteca por debajo del 1,5 % sobre el Euríbor.
Así que, como explica Mullor, si este indicador entra en negativo, «lo que haríamos es ir reduciendo el diferencial». Aunque ninguno de los consultados cree que la cosa irá a más, si el indicador siguiera cayendo, la banca ya no tendría otra opción que aplicar los recortes en el principal de la deuda, es decir, el dinero que prestó para la adquisición del inmueble. O sea, acabaría pagando a sus clientes. Pero la gerente de la AHE cree que, «cuando la remuneración no se pudiera cobrar, se aplicaría el tipo cero», es decir, el usuario pagaría su cuota por el préstamo sin abonar intereses ni diferencial. Mullor precisa que «el fin del contrato hipotecario es prestar dinero a cambio de su devolución con una remuneración añadida; el cliente puede no tener que pagar el interés porque sea negativo, pero el banco no tiene que pagar al cliente, porque esa no es la filosofía del hipotecario». Maudos añade que «no tiene ningún sentido que un banco pague por prestar» y recuerda que «la viabilidad y supervivencia» de las entidades financieras «depende obviamente de que sean rentables y que tengan por tanto un margen de intermediación positivo entre prestar y tomar prestado».
Claro que la eventual negativa de la banca a pagar no es irreversible. Fuentes del sector ya venían advirtiendo de que el siguiente producto financiero que podría acabar judicializado era el Euríbor, sobre todo cuando empiece a subir de nuevo „la AHE no espera que vuelva al 1 % hasta finales de 2017„ y muchos usuarios no tengan ingresos suficientes para hacer frente a la hipoteca. Pero si el indicador entra en negativo es factible que haya clientes que demanden ante los tribunales a las entidades que se nieguen a pagarles y está por ver qué dice luego la Justicia, que ya a puesto en la picota instrumentos como las cláusulas suelo. Por si acaso, los bancos ya han empezado a contemplar en los nuevos contratos el euríbor en negativo y dejan claro que el tipo mínimo sera el cero. En cualquier caso, el gran perjuicio para la banca „y el gran beneficio para el cliente„de la bajada del Euríbor se produjo entre 2008 y 2009, cuando cayó del 5,3 % al 1,6 %. Ahora, la incidencia en euros es mucho menor.
