No es habitual que un alto directivo de una multinacional con una previsión de beneficios de 1.200 millones se presente solo en una rueda de prensa. Ni un asesor ni un ayudante. Ni siquiera alguien que le eche una mano para colocar las sillas para los periodistas o tomar nota del correo de los asistentes. La compañía irlandesa Ryanair predica con el ejemplo y lleva hasta su estructura corporativa la política de reducción extrema de costes. «La obsesión y el adn de la compañía es tener el control de los costes», insiste como un mantra José Espartero, jefe de la compañía en España. Así se consigue un billete medio de 47 euros, con la competencia más cercana en 150 euros, presume.

¿Hay vida fuera del bajo coste? No hay compañía tradicional que no opere con una filial low cost.

En España más de la mitad de pasajeros llega en low cost. El producto se desarrolló a mediados de los 90. Tiene éxito cuando puedes combinar una tarifa económica, aviones nuevos, una red interesante y puntualidad. Es un círculo virtuoso. En España las aerolíneas tradicionales desarrollan su low cost, o llamada low cost, porque hay que ver las tarifas que ofrecen, que no siempre son low fares (tarifas bajas). Lo hacen para protegerse y aumentar su cuota de mercado.

¿Qué planes tienen en el aeropuerto de Valencia?

España va viento en popa con el turismo. Ryanair transportó 35 millones de pasajeros el año pasado. Valencia es importante, una de nuestras trece bases. Seguiremos creciendo. Hay mercados en Europa del Este emergentes por economía y producto turístico. Existe una competencia, pero España es líder, se está beneficiando de la inestabilidad del norte de África.

Son ustedes el principal operador. ¿Qué fortalezas y debilidades tiene Valencia?

En Valencia tenemos una cuota de mercado superior al 30%, somos un actor importante. Por supuesto es un ciudad con atractivo turístico y de negocio. Ryanair está mejorando su producto para viaje vacacional y de empresa. Estamos mejorando los horarios de mañana y tarde. Esto lo tiene Valencia.

En España tenemos un producto del ciclo boom-crisis: el aeropuerto fantasma. ¿Es una oportunidad para su modelo?

Efectivamente, España tiene una red importante de aeropuertos. Empezamos en Castelló en septiembre. Vemos las oportunidades en cualquier aeropuerto. Es fundamental tener un control sobre los costes y contemplamos cualquier aeropuerto que ofrezca un mínimo de servicio y un destino turístico y de negocio.

¿Qué planes tienen en Castelló? Hay una colonia importante de Europa del Este.

Sí, por eso anunciamos ruta a Craiova (Rumanía) desde Valencia. Y empezamos también a Sofía (Bulgaria) desde Castelló en septiembre. Son mercados emergentes, con margen para desarrollarse económicamente y como destino.

¿Qué posición ha tomado Ryanair respecto a las alianzas mundiales?

Formamos parte de Airlines for Europe. Estudiamos poder colaborar con ciertas compañías a las que ya sabemos que estamos alimentando en aeropuertos donde tienen vuelos intercontinentales, como Aer Lingus o Norwegian. No descartamos acuerdos en ese sentido para alimentar sus hub con nuestros pasajeros europeos.

¿Va a notar el pasajero la caída del precio del combustible?

La tarifa media de Ryanair es 47 euros. La compra de carburante nos ha permitido ahorrar 430 millones y bajar las tarifas entre un 5% y 7%. La tarifa media de la competencia para el mismo tipo de producto es de 151 euros. Esto pasa por un control de los costes unitarios y vemos que la competencia más cercana tiene unos costes un 35% mayores.

¿Y ve margen para un nuevo salto hacia el abaratamiento o las tarifas han tocado suelo?

La idea de Michael O'Leary es tener las tarifas lo más bajas posible y no descarta tener una de 10 euros. Hay que controlar los costes. Eso significa no olvidar todo lo que rodea el transporte aéreo, como un alquiler de coche, reserva de hotel o seguro de viaje. Todo eso permite abaratar el coste unitario. Son extras que se ofrecen en la web.

Eso suena a touroperador...

De momento, no hay nada confirmado pero no se descarta tener un Ryanair Holidays, por llamarlo de alguna manera. No es algo que se esté presentando de forma oficial, pero tenemos muchos elementos que se parecen a ello.