Las variedades «estrella» de mandarinas obtenidas en los laboratorios del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) «Safor» y «Garbí» se ha convertido en un auténtico fracaso a la vista de los resultados. Tanto es así que un grupo de agricultores decepcionados por los frustrantes resultados que están ofreciendo los citados cítricos ha decidido emprender acciones judiciales contra el organismo público dependiente de la Conselleria de Agricultura. Desde 2009 se han vendido alrededor de medio millón de plantones „sobre todo en la Comunitat Valenciana„ que ocupan una superficie de cultivo algo superior a 1.000 hectáreas.

Durante una reunión celebrada en las instalaciones de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) para abordar los graves problemas en forma de manchas en la piel que presentan la «Safor» y la «Garbí» y que están impidiendo su venta, la inmensa mayoría de los participantes se mostró a favor de interponer una demanda contra el IVIA por los daños económicos y los perjuicios comerciales que les están causando estas nuevas mandarinas.

Pago de «royalties» al IVIA

Por cada plantón se pagan entre 7 y 10 euros, incluido un royalty de entre 1 y 2 euros, que ingresa el obtentor, es decir el IVIA, lo que ha supuesto unos ingresos de unos 750.000 euros para las arcas de este instituto de la administración autonómica. Los productores han invertido unos 12.000 euros por hectárea en sus explotaciones con cultivos de «Garbí» y «Safor». Así las cosas, ha generado una inversión global de unos 12 millones de euros en la citricultura.

Los plantones adquiridos hace siete años ya han entrado en plena producción, si bien «los rendimientos que se están obteniendo distan mucho de ser tan prometedores como se pensaba inicialmente», aseguran fuentes de la organización agraria presidida por Cristóbal Aguado. La aparición de las manchas en la piel en ambas variedades, independientemente de la zona y de la comarca, es decir del tipo de microclima donde hayan sido plantadas, «se ha generalizado de un modo alarmante sin que el IVIA haya sido capaz hasta el momento ni de explicar la causa de estas fisiopatías, que suponen un lastre comercial de primer orden, ni de encontrar un tratamiento adecuado».

Unos cuarenta agricultores afectados han decidido por dar los primeros pasos para presentar por vía judicial una reclamación por los perjuicios que están sufriendo. Las opciones que se barajan, según fuentes de AVA-Asaja, apuntarían a formular una reclamación por incumplimiento de contrato y por la difusión, a cargo de un instituto público, de las supuestas virtudes de un nuevo producto, circunstancia que generó unas expectativas que se están viendo truncadas.