Las situaciones de desempleo, exclusión social, precariedad laboral y desigualdad son el resultado de la crisis económica y de las contumaces decisiones políticas adoptadas para darle solución. Decisiones, que son las mismas que provocaron la crisis: desregulación total y ultra liberalismo. Cualquier norma que pusiera trabas al capital era considerada obstáculo para el crecimiento. Las consecuencias: una recesión mundial sin precedentes en los últimos 80 años, la pérdida en nuestro país de más de tres millones de empleos, una deuda pública superior al 100% del PIB y una polarización de la sociedad entre los que temen perder y los que no pueden perder más. Ambas decisiones, las que provocaron la crisis y las que pretendían sacarnos de ella; como la austeridad para reducir el déficit público o el ganar competitividad con reformas laborales que debilitan el movimiento sindical para devaluar trabajo y salarios, han sido adoptadas por la derecha en Europa y España.

De nuevo la receta ha sido desregular, en este caso el mercado de trabajo. Y ahí los sindicatos molestamos, porque sin organizaciones sindicales fuertes nadie le pone dignidad al empleo y su precio y condiciones quedan a merced del mercado.

Es verdad que estamos atrapados en una Europa a medio construir, con una moneda única que no deja margen a la política monetaria y con exigencias de reducción de deuda y déficit que imposibilitan políticas fiscales expansivas a los estados miembros. Además, el BCE ha perdido el tiempo en su obsesión por una inflación inexistente hasta que puso fin a los especuladores que apostaban por la ruptura del euro y su consecuencia directa: la prima de riesgo que penalizaba a los países deudores. Y todo esto tiene que ver con la misma fórmula desregular para que actúe el mercado.

En palabras de Juan Rosell, se acabó el empleo indefinido, es un vestigio de siglos pasados. O como diría su antecesor, hay que trabajar más y cobrar menos. Estas son las recetas de los máximos dirigentes de la CEOE. ¡Y nos dicen que los sindicatos estamos por modernizar! Para UGT del País Valenciano, lo primero es salvar a las personas, impedir con un sistema impositivo justo la exclusión de millones de ciudadanos; derogar las reformas laborales y restituir el papel central de los sindicatos en la determinación de los salarios y las condiciones de trabajo mediante una negociación colectiva equilibrada.

Pero con la vista larga, entendemos que hay que hacer más Europa, más unida, más democrática y más solidaria; apostando por un pacto en el que el modelo de crecimiento se base en la innovación y la inversión, el valor añadido de nuestra industria y nuestros servicios. Un proyecto en el que la urgencia no sea maquillar las cifras del desempleo, con contratos que no dan para vivir porque llegan elecciones, sino un proyecto en el que esté prohibido no pensar para abordar un reparto del trabajo que permita la reincorporación de los millones de trabajadores excluidos, con una única condición: que no se penalice la competitividad de nuestras empresas, y que se vuelquen los recursos y las políticas públicas.

Dice Mariano Rajoy, que los extremismos son malos; habría que preguntarle cuál sería su posición si tuviera que vivir con 426? al mes o incluso sin ellos. La sociedad española no es extremista, ni la española ni ninguna otra, son las políticas de derechas las que han traído la crisis, y las que han excluido a millones de ciudadanos extremando su posición vital.

UGT en el País Valenciano es un sindicato al servicio de los valencianos y por ello, denunciamos además el trato que recibe nuestra Comunitad en materia de financiación e inversiones del Estado; sabemos que sin este ultraje y con las políticas adecuadas crearíamos más y mejor empleo, disfrutaríamos de mejores pensiones y prestaríamos mejores servicios públicos.

Estas otras políticas y la financiación a la que tenemos derecho, están en juego el próximo 26-J.