Michael Chillingworth lleva 14 años en Valencia y no quiere irse, por eso, la decisión de sus compatriotas de abandonar la Unión Europea le ha caído como un jarro de agua fría. "Estoy conmocionado y aún no me creo que los resultados del referéndum sean los que son", afirma. "La gente no ha ponderado bien lo que significa salir de la UE porque no existen beneficios reales y, sin embargo, sí nos vamos a encontrar con muchos perjuicios -añade-. La mayoría de votantes británicos con estudios superiores está ahora mismo en shock porque todo esto es increíble y las consecuencias pueden ser muchas".

No obstante, está convencido de que la situación de los trabajadores británicos que, como él, se encuentran en la Comunitat Valenciana no sufrirá cambios sustanciales. "Los gobernantes tienen dos años por delante para llegar a acuerdos que dejen las cosas tal y como están ahora -defiende-. Y deben hacerlo". "No me importaría tener que firmar un papel que diga que soy un británico trabajando en territorio de la Unión Europea, pero, si somos sensatos, las molestias deberían quedarse sólo en eso: son muchos los británicos" que residen en la Comunitat Valenciana "y muchos otros los españoles que viven y trabajan en Reino Unido", afirma vehemente. A su juicio, el modelo a seguir tendría que ser el de Suiza "para que la gente pueda trabajar y vivir sin problemas, como hasta ahora".

"En mi cabeza no cabe la posibilidad de volver a Londres (su ciudad natal) porque tengo mi vida aquí, en Valencia", añade. De hecho, incluso se plantea la posibilidad de "pedir la nacionalidad" española en caso de que nunca se alcanzasen esos acuerdos que tanto ansía. "Espero que no tenga que llegar a ese punto, pero si fuera necesario, desde luego que me lo plantearía", asegura.

Sobre las consecuencias prácticas que tendrá la salida de Reino Unido de la Unión Europea, Michael Chillingworth no tiene aún las cosas muy claras porque "supongo que seguiremos pagando nuestros impuestos en España, como hasta ahora, y eso nos dará algunos derechos". "La sanidad será la misma, ¿no?", se pregunta. "Y supongo que si nos quedamos en paro no nos llegarán a expulsar", añade incrédulo, "aunque lo cierto es que no me había planteado nada de esto porque me parecía algo completamente imposible".

Para él, el Brexit ha ganado por "la campaña del miedo" que han aplicado los partidarios del sí. "Han vendido la idea de que si dejábamos de ser miembros de la Unión Europea, se paralizaría la inmigración extracomunitaria", explica. "Han insistido en que esos inmigrantes llegaban a Reino Unido porque era el punto débil de la Unión Europea, y de ahí la necesidad de salir", una idea que cala mucho en un país donde "pervive con intensidad la sensación de que los inmigrantes llegan para abusar de su sistema de ayudas sociales".

Además, a los británicos, en líneas generales, "no les gustan las últimas incorporaciones de los países del Este de Europa en la UE y los beneficios que se encuentran sus ciudadanos" en Reino Unido, aclara Chillingworth. "Les incomoda que llegue gente del Este y de fuera de la Unión. No les gusta y creen que con el Brexit van a solucionar esa situación sin contar con los perjuicios que va a acarrear una decisión como esta. Es increíble", sentencia.