El grupo industrial Abengoa ya tiene encarrilado su futuro. La banca acreedora, conocida como el G6 en el que se encuentran Bankia y CaixaBank, tiene prácticamente cerrado con los hedge funds el acuerdo de refinanciación de la deuda. Así lo percibió la bolsa, donde las acciones del gigante andaluz se disparaban ayer casi un 17 %.

«Las posiciones están muy cercanas y solo quedan algunos flecos pendientes de rematar», aseguran a este diario fuentes conocedoras de las negociaciones, que apuntan también que «el acuerdo se ha torcido varias veces». Del pacto de la compañía, que a finales de 2015 entró en preconcurso y podría haberse convertido en la mayor quiebra conocida en España, saldrá una energética más pequeña, con una plantilla prácticamente reducida a la mitad (de 32.000 a 17.000 trabajadores) y centrándonse en la ingeniería como negocio principal.

Inyección de 1.200 millones

Los bancos serán los principales afectados. Se da por hecho que cada entidad perderá el 70% de los créditos que tenía con la compañía, cantidad que van a capitalizar. Finalmente, la inyección de capital será de unos 1.200 millones, por debajo de la previsión inicial. De ellos, unos 475 serán nuevas aportaciones de los hedge funds, que serán los máximos accionistas de la compañía. El resto del dinero serán 250 millones en avales de bancos y estos fondos de alto riesgo, y lo demás créditos a refinanciar. El resto de dinero que se vaya necesitando se obtendrá de la venta de activos.

De momento, la nueva Abengoa parte con una deuda de 475 millones que se emplearán para pagar nóminas y a proveedores y para poner en marcha algún proyecto importante, como uno en México para el que necesita unos 200 millones.

La firma de energías renovables, que en los últimos años había asumido más créditos de los que podía afrontar con algunos proyectos muy costosos, se acogió a finales de noviembre pasado al preconcurso. Las primeras estimaciones hablaban de unos 4.000 millones de enganche para la banca española. En dos días perdió el 70% de su valor en bolsa.

Tras meses de tropiezos en las conversaciones, como la retirada de algunos de los fondos que iban a aportar capital, el acuerdo parece a punto. Llegaría así con algunos días de retraso, ya que el plan inicial era culminarlo a finales de julio para abrir el periodo de adhesiones.

La compañía avanza de esta manera en un proceso que se ha dilatado durante meses y que tiene que finalizar antes de noviembre, el plazo máximo concedido por la Justicia española para salir del preconcurso de acreedores iniciado en noviembre pasado.

La nueva compañía estará principalmente en manos de los fondos, que se quedarán con un 55 % del capital, mientras que los bancos acreedores pasarán a controlar el 35 %.

Los actuales principales accionistas, la sociedad Inversión Corporativa „que agrupa las participaciones de los fundadores, entre ellos la familia Benjumea„ reducirán inicialmente su participación al 5 %, aunque podría incrementarse al 10 % bajo ciertos supuestos.