El éxito de un negocio depende de muchas variables. Una de ellas es la diferenciación. Otra, la excelencia. Ambos conceptos forman parte del ideario de la empresa valenciana Dental Doctors, que se ha propuesto expandir por toda España la odontología slow, que sigue los parámetros que este movimiento ya aplica en actividades como la alimentación o la moda.

El propietario de la firma, Primitivo Roig asegura que su objetivo es «prestar excelencia, no ganar dinero». Su modelo de negocio consiste en «ralentizar el servicio; priorizamos la calidad sobre la cantidad, aunque ello implique que vengan menos clientes», pero además «nuestro enfoque es preventivo cuando no tienes ningún problema en los dientes para evitar las reparaciones, es decir, no apostamos tanto por los implantes como por ralentizar la muerte del diente». Por último, «intentamos ganar tiempo para dedicárselo al paciente, para educarlo y evitar así problemas futuros».

Esta filosofía es la que Roig aplica en su negocio, que desde 2013, el mismo año en que lo nombraron profesor invitado de la Universidad de Harvard, se ubica en una gran clínica en Valencia de 700 metros cuadrados, donde, además de asistencia al paciente y un laboratorio creativo, imparte formación y asesoramiento a otros dentistas.

Roig asegura que la empresa debatió entre dos fórmulas a la hora de expandir su «novedoso modelo de odontología slow»: montar más clínicas o difundirlo a otros establecimientos. Al final, se impuso la segunda y el éxito se ha abierto camino. Por ahora, el centro de Valencia recibe al año a 250 profesionales de toda España con clínica propia que buscan formación. En el último año, según Roig, él mismo ha estado impartiendo sus conocimientos en Italia, Portugal, Estados Unidos y Suiza.

Clientes extranjeros

Los profesionales que se acercan a Dental Doctors «no vienen a hacer prácticas, sino que vienen a ver cómo trabajamos y luego lo aplican a sus clínicas». No es gratis, claro. Pagan por los cursos, que son intensivos de tres días o de siete meses, entre 700 y 6.300 euros.

Roig cuenta que un 10 % de su clientela procede de fuera de Valencia, incluso desde el extranjero, como Austria, Inglaterra o Alemania. El motivo es que «en esos países el tratamiento odontológico es cuatro o cinco veces más caro que aquí. Tenemos clientes de Londres que aprovechan una estancia vacacional en la ciudad para arreglarse la boca y aún así la visita les sale más barata que ir al dentista en la capital británica».