Somos la primera generación que siente el impacto del cambio climático y la última generación que puede hacer algo al respecto» ¿Lo hemos leído bien €? Creo que merece la pena volver a leerlo despacio para ser realmente conscientes del momento crítico en el que nos encontramos. Es una frase de Obama, en agosto del año pasado en la cumbre sobre el cambio climático.

Sobre cómo afrontar este tipo de situaciones tan relevantes es de lo que tuve el privilegio, y honor, de poder intercambiar mi opinión con expertos de todo el mundo, en la Cumbre organizada por Naciones Unidas y grandes empresas, Impact2030 la pasada semana. Han sido unos días intensos en los que, sin duda, hemos consensuado las bases que nos van a ayudar a lograr definitivamente las metas que suponen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Se trata de los principales retos (17 Objetivos) a abordar hasta 2030 en pos de un mundo más justo y mejor.

Existen sobradas pruebas de que ni la ONU, ni los gobiernos que la componen, son capaces de afrontar los 17 retos por sí solos, y lo digo con el conocimiento y la experiencia de haber trabajado en el sector público y el privado. Los famosos Objetivos del Milenio supusieron un fracaso estrepitoso. Se trataba de un plan diseñado por el Norte rico para el Sur pobre. Pero ahora, por fin, las reglas del juego han cambiado y nos encontramos con dos cambios de paradigma:

Ya no se trata de un plan del Norte para el Sur. Ahora todos somos países en vías de desarrollo y los ODS nos afectan a todos por igual.

Tampoco se trata de plan institucional y gubernamental. Los gobiernos ya han asumido que no tienen capacidad por sí solos de resolver este reto. Ahora es un plan en el que estamos todos implicados. Desde la Sociedad Civil (ONG y Voluntariado) hasta el mundo empresarial. En Impact2030 trabajamos conjuntamente empresas como Google, Pfizer, IBM, Telefónica, UPS, Apple o La Caixa con varias agencias de Naciones Unidas y expertos internacionales de voluntariado.

Pero no nos limitamos a justificar la razón por la que las empresas son un agente fundamental en la consecución de los ODS, sino que especificamos la mejor forma de hacerlo que no es otra que la de es implicar a sus propios empleados, a través de los programas de voluntariado corporativo.

¿Y por qué es tan importante ese matiz? Porque con los ODS tratamos de transformar la sociedad, es una llamada a la acción de todos, empezando por las personas. Y por tratarse de una llamada a la acción, es clave poder demostrar con hechos que estamos avanzando. Las personas queremos ver, queremos tocar, queremos vivir y ser parte del proceso. El voluntariado nos va a permitir, de forma directa, vivir lo que las empresas para las que trabajamos están haciendo por el mundo en el que vivimos.

Debemos vivir el cambio del mundo que queremos. Debemos ser todos partícipes. De ahí el gran interés de promover el voluntariado en todos los niveles. Hablamos de ciudadanía comprometida, crítica, solidaria, constructiva€ El voluntariado es una de las claves para alcanzar los objetivos.

Hace unos años tuve la suerte de escuchar estas palabras del Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon: «El voluntariado es una fuente de fortalecimiento comunitario, resiliencia, solidaridad y cohesión social. Genera cambios positivos promoviendo el respeto por lo diverso, igualdad y la participación de todos. Es uno de los activos más importante de nuestra sociedad», que son perfectas para animar a todas las personas a hacer voluntariado y a todas las empresas a facilitarlo.