Los demandantes apelan a que compraron los vehículos con la convicción de que tenían como característica esencial cuidar el medio ambiente. Uno de ellos incluso alegó que cada día que lo usa «perjudica a su familia y al resto de personas». Sin embargo, los jueces creen que es una estratagema.

La titular del juzgado de Primera Instancia número 1 de Valencia advierte en uno de los casos que no se ha acreditado que «la demandante sea una persona con una especial preocupación por el medio ambiente ni que pertenezca a ninguna asociación ecológica, haciendo aportaciones o participando directamente en sus actividades de propaganda, y que en el momento de adquirir el vehículo buscase algo más que un medio de transporte».

Otra magistrada de Quart de Poblet ha llegado a la misma conclusión en el caso de un comprador de un Audi A1 ya que cuando lo adquirió «no mostró interés alguno por las emisiones. Los aspectos que le interesaron fueron el modelo, la rapidez en obtenerlo y el precio final».