La cementera de Lafarge en Sagunt sufrió esta semana un incidente ambiental, que la fábrica rebaja a una «escasa salida de polvo/material de crudo, sin afección fuera del centro de trabajo», mientras el ayuntamiento eleva a categoría de «derramamiento de nube de partículas a la atmósfera». Este episodio se produce en plena escalada de tensión entre la empresa y el consistorio, un conflicto por la continuidad de la planta en la actual cantera que hace unos días se intensificó con el encierro de los trabajadores durante tres noches en el salón municipal de plenos.

Sobre los hechos del martes, ambas versiones, recogidas por la multinacional en el preceptivo informe de incidente ambiental y por el consistorio en un dictamen técnico, coinciden en que los sucesos se originaron en torno a las 17 horas, debido a un corte eléctrico, que provocó un paro repentino en todos los equipos de la fábrica, incluido el horno.

En ese momento, según la notificación remitida ayer por Lafarge tanto al consistorio como a la dirección general de Cambio Climático y Calidad Ambiental, «parte del material calcáreo que circula por la torre se liberó momentáneamente por algunos puntos de la misma, generando una ligera nube de polvo de material calcáreo». Según los argumentos de la multinacional «de forma automática, en 2-3 minutos tras el paro, entraron en servicio los grupos electrógenos que mantienen los equipos críticos de la planta y el sistema contra incendios, estabilizando la situación hasta la reposición del suministro eléctrico», que se produjo en torno a las 19 horas.

Esta incidencia, registrada en el Sistema de Gestión Medioambiental (SGMA) de la empresa, es la tercera que se produce en poco tiempo, según señalan desde el ayuntamiento, tras «otra fuga parecida y el incendio de uno de los quemadores de combustible». Con este argumento, el gobierno municipal anuncia su intención de solicitar a la Conselleria de Medio Ambiente que revise la autorización ambiental integrada (AAI) de la fábrica, porque «no nos parece de recibo que, como consecuencia de un corte de suministro eléctrico, se produzcan vertidos sobre la población».

Según esta tesis, los sistemas de control de la contaminación «tienen que quedar garantizados en cualquier circunstancia y en situaciones como esta se constata la vulnerabilidad de algunos barrios. Una cementera a 200 metros del núcleo urbano debe tener unas medidas correctoras proporcionales a esa distancia, no sirven las estándar».

Inspección local y autonómica

En el informe remitido por Lafarge tras la incidencia también se recoge que, una hora y 10 minutos después de producirse el apagón, se personó en la fábrica un técnico del Ayuntamiento de Sagunt, al que «se dio cuenta de lo sucedido y de la situación normalizada de la planta», mientras que la Policía de la Generalitat también envió una patrulla que «tras la comprobación de los hechos, levantó acta y cerró la inspección», según siempre la versión oficial de Lafarge.

Este informe también resalta que no hubo daños personales, ambientales ni materiales, y limita la superficie afectada por la incidencia a «la acumulación ligera de material en cota cero, con limpieza inmediata por barredora».