Una asamblea tan concurrida como no se veía en lustros ha tomado esta mañana prácticamente por unanimidad una decisión histórica: la conversión de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) en la nueva patronal autonómica tras la liquidación de Cierval. La presencia de dirigentes empresariales ha sido un claro síntoma de los nuevos tiempos que se avecinan para el empresariado autóctono: cuatro vicepresidentes de CEOE -José Vicente González, todavía máximo dirigente de Cierval, Antonio Garamendi, de Cepyme, Joaquim Gay de Montellà, de Foment del Treball, y Juan Pablo Lázaro, de CEIM-, los presidentes del consejo de cámaras, José Vicente Morata, y de AVE, Vicente Boluda, pero también el de la gestora de la patronal castellonense CEC, Néstor Pascual, y, muy significativo, el de federación de metal de Alicante, Guillermo Moreno.

No estaba ningún dirigente de la Coepa alicantina, que se resiste a aceptar el nuevo modelo, en el que, como ha reiterado el presidente de la CEV, Salvador Navarro, suprime el modelo de representación provincial y da el protagonismo exclusivo a las sectoriales, comarcales y empresas directamente asociadas, aunque en cada provincia habrá un consejo empresarial sin estructura ni dotación económica para ejercer la representación en cada zona.

La asamblea ha aprobado también la liquidación del presupuesto de 2016, con 5.286 euros de pérdidas- y el de 2017, que crecerá un 2,4 %, hasta los 1,69 millones, pero también la duplicación de las cuotas de los asociados, que pasan de 652 a 1.304 euros por vocalía, en lo que Navarro ha definido como una clara apuesta por una nueva organización cada vez menos dependiente del dinero público. La nueva CEV, que en breve se inscribirá en el registro de asociaciones para convertirse en la interlocutora de las administraciones, asumirá las 10 vocalías que Cierval tenía en la patronal española CEOE, con lo que su representación subirá a 17 plazas. González seguirá como vicepresidente.