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La burbuja de las viviendas turísticas

Unión Hotelera sostiene que destinar los inmuebles a uso turístico es un 66 % más rentable que ponerlo en el mercado del alquiler convencional - El precio de una cama en casa compartida en el centro para Fallas se dispara a 127 euros la noche

La burbuja de las viviendas turísticas

La llegada masiva de turistas a la capital (un 26% más de extranjeros en enero, que se suma al récord de 2016) y el incremento de precios por la elevada demanda de alojamiento está desincentivando a los propietarios a alquilar sus viviendas a población autóctona que buscan un lugar para vivir. Es más lucrativo destinarla al negocio del alquiler a visitantes de corta estancia a través de las plataformas tipo Airbnb.

Es el argumento que expone la patronal Unión Hotelera de la Provincia de Valencia (UHPV) en su reciente informe «La economía colaborativa y la vivienda turística no reglada: el caso de València». Según los datos que maneja esta patronal, la rentabilidad de la vivienda turística es un 66% mayor que si se destina al alquiler convencional, «un fenómeno que puede provocar el encarecimiento de los precios en las zonas turísticas, teniendo como consecuencia la expulsión de la población local». Es decir, encarecimiento del precio medio y adelgazamiento del parque viviendas disponible.

La tesis viene respaldada por la situación que describen las inmobiliarias que operan en València ciudad sobre el mercado del alquiler. La escasez de pisos está haciendo que las ofertas se agoten en poco más de 48 horas, tal como contó este diario hace unos días.

Los precios han subido. Han pasado en apenas un año de 6,61 euros el alquiler del metro cuadrado a 7,20. Una casa de 70 metros por la que en 2015 se pedían 462 euros hoy está por encima de los 500. La renta media por una casa de 125 metros en la capital está entre los 800 y los 900 euros al mes.

Según el estudio, elaborado a partir de datos del INE, la Universidad de Salamanca y varias plataformas, los ingresos medios mensuales a través del alquiler tradicional estaría en torno a los 700 euros, mientras que los del alquiler de uso turístico, por encima de los 1.100.

«Al final se trata de una mera cuestión de rentabilidad la que está llevando a los propietarios a alquilar sus viviendas para estancias cortas y uso turístico frente a hacerlo a un inquilino por un largo periodo de tiempo, y dependiendo de los días al año que se alquilen puede incrementar sustantivamente el ingreso que se obtiene frente a las rentas recurrentes mensuales de un solo arerendatario», sostiene el informe de la entidad de preside Ximo Sola.

Basta echar un vistazo a la web de Airbnb para comprobar el alcance del fenómeno. En picos de afluencia turística como marzo, los precios se disparan. En víspera de la semana fallera, el propietario de vivienda en Ciutat Vella puede obtener por alquilar una habitación entre el 13 y el 20 de marzo 127 euros por día; 212 si alquila la casa entera.

Fuera de los grandes periodos turísticos, la rentabilidad es también considerable. Para la semana del 20 de marzo una vivienda en el centro está a una media de 91 euros por día. Con estas expectativas de beneficio, miles de viviendas particulares han salido al mercado del alquiler vacacional en València.

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