Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Javier García: "A nivel de empresa no tiene mucho sentido hablar de territorios"

«El mueble se ha visto muy mermado y esa es una de las causas de que Fevama se incorpore a Confeindustria»

Javier García: "A nivel de empresa no tiene mucho sentido hablar de territorios"

P Ha accedido usted a la presidencia de Fevama en uno de los momentos más convulsos de las organizaciones empresariales valencianas. ¿Cómo lo ve?

R Son los tiempos en los que nos encontramos. Está habiendo cambios muy importantes en todas las estructuras empresariales. Es un reflejo de lo que ha sucedido en la política y las empresas. Son cambios necesarios que suelen darse en tiempos de crisis. Es el momento en el que las estructuras se resienten y donde se generan oportunidades y cambios.

P ¿Qué defiende Fevama en la nueva patronal autonómica CEV?

R Por un lado, el modelo industrial. Las del sector somos empresas con mucha mano de obra, con mucha generación de valor añadido. Por otro, defender las prácticas justas. El nuestro es un sector donde la competencia desleal en toda su verticalidad nos afecta mucho.

P ¿Por qué se ha incorporado Fevama a Confeindustria? ¿Obedece la iniciativa, como tal vez en el textil, a la pérdida de peso del sector?

R En parte tiene que ver. El mueble se ha visto muy mermado y esa es una de las causas, incluso de la fusión entre los institutos tecnológicos del mueble y el metal. Es encontrar nuevas áreas donde tener tu presencia y tu peso específico. Esa es una realidad, pero la otra realidad tiene mucho que ver con el cambio en la identificación de los sectores con materiales o formas de trabajar. Todo esto cada vez no es tan claro. Lo que antes era un mueble en madera hoy puede ser en plástico o en metal. Las empresas de maquinaria son las mismas para el metal y el mueble. La tecnología ha hecho que la parte artesanal se haya reducido mucho. Esa transversalidad se da mucho y, por tanto, esa cooperación es necesaria.

P ¿No estarán barajando una fusión entre Fevama y Femeval?

R No.

P Lo de Confeindustria ha causado un relativo malestar en la CEV. ¿Qué cree que han hecho mal para que, siendo un proyecto de cooperación y para fortalecer la CEV, se haya percibido cierta inoportunidad?

R No entiendo ese malestar porque justamente lo que se ha hecho ha sido para no generarlo. Se han medido los tiempos para no hacerlo coincidir con la crisis en Cierval y evitar interferencias. Respecto a la nueva CEV y la apuesta por los sectores, quiero decir que a nivel de empresa no tiene mucho sentido hablar de territorios. Puedes tener una delegación en Alicante y parte de la empresa en Castelló. La territorialidad es un concepto político, no empresarial. Creo que es un tema muy temporal, hasta que se calmen las aguas.

P El mueble fue el emblema de Feria Valencia durante muchos años. El año pasado fue un residuo de Cevisama en febrero. Este año se traslada a septiembre. ¿No van sin rumbo?

R El cambio ha sido tan brutal en el sector, en el perfil de las empresas, que en parte es lógico que se requiera un tiempo hasta que la situación vuelve a asentarse. Teniamos una feria con gran presencia de marcas de mueble clásico, de empresas con mucho peso. Esto hoy día no es así. El sector se ha dividido. Hay empresas que se están dedicando a mueble más económico, otras, al mueble pensando en la distribución. Estoscambios han hecho que la clientela esté diversificada. Es difícil volver a crear esa conjunción y ese modelo. Todo ha cambiado tanto que es muy difícil lograr tener lo que teníamos antes. Y eso no va poder ser porque no es el mismo sector. De todas formas, es cuestión de tiempo. Creo que estamos recuperando y volvemos a tener el interés que hacía tiempo no recibíamos. Confío en el nuevo modelo de feria. El sector está volviendo a crecer.

P ¿Por qué ha entrado en declive el mueble valenciano? ¿Se ha acomodado, no ha sabido evolucionar e innovar?

R El sector ha menguado mucho. ¿Los motivos? Está claro que nos hemos visto impactados por la globalización, que ha implicado la entrada de producto de bajo coste. El cambio del estilo del consumidor. Antes, la gente se cambiaba el comedor y se gastaba seis mil euros, pero hoy en día compra piezas. La empresa valenciana estaba muy ligada a un nivel de calidad alto y de inversión y ese nivel de inversión ha bajado muchísimo. ¿A eso se le llama no saber adaptarse? En estos cambios, la capacidad de adaptación suele ser minoritaria. Es la vida misma. Hay empresas que saben adaptarse, otras, no, y otras que aparecen. También ha afectado el cambio en el sistema de distribución. Hoy en día es brutal. La tienda de ciudad se ha vista reducida por la entrada de la gran distribución, con su capacidad de comunicación, de compra y de negociación, que han hecho bajar los precios medios. Por otro lado, está el nuevo modelo digital, que es otra vuelta de tuerca. Están apareciendo empresas que se han creado para hacer de enganche entre las grandes cadenas de venta online y los fabricantes.

P El comercio del mueble puso el grito en el cielo por la llegada de Ikea. Ahora que ha pasado un tiempo de su instalación, ¿cuáles han sido sus efectos reales?

R Es un modelo totalmente aceptado porque no tenemos más remedio. Es un cambio que no nos hubiera gustado, porque ha afectado a las empresas fabricantes de tamaño pequeño y medio. La gran distribución no se alimenta nunca de empresas de ese tamaño, sino de grandes fabricantes con volúmenes enormes y normalmente estos están en países con bajo coste. Esto ha afectado a la empresa valenciana por su estructura, que además primaba la calidad sobre la elevada producción. Una vez dado el cambio, nunca voy decir que ha sido positivo. No es cosa de Ikea sino del cambio en la distribución.

P La industria agroalimentaria ha respondido al enorme tirón que implica tener aquí Mercadona y Consum. ¿Por qué no el mueble? ¿Para Ikea debe ser mejor tener al fabricante cerca, no?

R Siempre pongo un ejemplo propio. Tenemos un proveedor en Rumania. En una ocasión en que le visité para ver tiendas, me llevó a una que era líder mundial en distribución. La fábrica donde se servía el producto estaba a menos de 30 kilómetros. Pero la fabricación se iba a Inglaterra y luego volvía a Rumania. Las economías de escala en las altas producciones y en la distribución hacen que no tenga mucho sentido esa correlación entre cercanía que parece tan lógica, sobre todo con el mueble, que es mueble desmontado, el kitt, hoy en día. Con el transporte sucede igual. Traer a Francia desde China un contenedor costaba en crisis 700 euros y en otras épocas, 1.500 o 1.800. Llevar un camión a Francia te cuesta 1.900. Se habla mucho de que Ikea ha generado un núcleo de tiendas a su alrededor de mayor calidad y mejor atención al cliente por la atracción de público que no encuentra cierto producto en Ikea, pero Ikea también evoluciona para captar ese cliente. Y esta parte positiva lo es solo alrededor de Ikea.

P El mueble y la madera han tenido una dependencia tradicional de la construcción. ¿Hay signos claros ya de mejora?

R La construcción está yendo muy lenta. Hay déficit en la liquidación de stocks de vivienda. Notamos refuerzos positivos con la reforma.

P El mueble ha sido un sector con un componente muy exportador. ¿Teme los vientos proteccionistas que llegan de Estados Unidos?

R El mercado de EE UU está creciendo de forma importante. Es el segundo en crecimiento. Pero Europa siempre ha sido nuestra base. También está creciendo Asia. Ahora estamos viendo que grandes producciones de mobiliario se están llevando a China porque están buscando marca, diferenciación y eso está beneficiando al mueble valenciano. Esos vientos proteccionistas, si se incrementan, sí que nos vamos a ver afectados. No interesan, porque para el mercado, ahora que está estabilizado y volvemos a crecer, puede ser un problema importante.

Compartir el artículo

stats