En una reunión celebrada en 1999 en Oropesa, donde veraneaba el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, se fraguó la designación de Alberto Catalá como presidente ferial, que se consumó en diciembre de aquel año. Entre los asistentes a la cena estaban el presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, el de la Diputación castellonense, Carlos Fabra, y la alcaldesa de València, Rita Barberá, cuyo principal asesor, Rafael Catalá, era hermano del futuro dirigente ferial. Este último también estaba presente. Y es que tenía cierta vinculación familiar con Aznar y su esposa, Ana Botella. Casado en aquellos años con una Luca de Tena, la familia propietaria del diario ABC, una hermana de la mujer de Alberto Catalá estaba casada con un hermano de Botella. Tal como contó en su día este diario, en un momento de aquella velada, Aznar planteó la posibilidad de que Catalá, un personaje casi desconocido entre el empresariado valenciano, se hiciera con la presidencia de la Feria. La palabra de Aznar entonces era como la de Dios, al menos en el PP, y, para disgusto de Zaplana, se cumplió su deseo.