La guerra entre los taxistas y las plataformas como Uber o Cabify, que les hacen la competencia, ya está en las calles de València. Aunque sin alcanzar la virulencia de los recientes conflictos en Sevilla o Málaga, donde han ardido coches durante sus respectivas ferias, al menos trece conductores de empresas que trabajan en València para Cabify han denunciado ante la Policía Nacional agresiones por parte de taxistas.

Según la documentación a la que ha tenido acceso este diario, entre el mes de febrero y este agosto varios conductores han llevado a la Policía episodios que van desde insultos y empujones hasta «persecuciones» por la vía pública: «Se puso delante del mismo de manera repentina y frenando bruscamente, buscando que le diera por detrás», relata una de las denuncias.

Así lo trasladan desde la Unión Nacional de Autoturismos (Unauto) en la C. Valenciana, la patronal que agrupa a las empresas de alquiler de coches con conductor (VTC) que prestan sus servicios a plataformas como Uber o Cabify.

Estas empresas titulares de licencias VTC llevan en las calles desde hace décadas. Es un colectivo de vehículos mucho menos numeroso, apenas 155 en la C. Valenciana, según los datos que maneja la patronal. Y han convivido sin problema con el taxi al trabajar tradicionalmente otro nicho de mercado: el del cliente corporativo, de grandes empresas, y clientes VIP, sin competir por el tráfico urbano de pasajeros. Sin embargo, la aparición de estas aplicaciones para móvil, Uber (Madrid) o Cabify (Valencia, Madrid, Barcelona), que ponen en contacto a conductores profesionales y pasajeros, ha creado un nuevo mercado para el sector VTC. Y aparte de la guerra que se dirime en los tribunales sobre la legalidad de su actividad o la concesión de nuevas licencias, hay bronca en la calle. Los taxistas aseguran que están violando la ley, al captar pasajeros en las calles. Los conductores de estas plataformas defienden que sólo recogen a los pasajeros que previamente han pedido un servicio a través de la app.

En Manises y la estación del AVE

Los incidentes se están produciendo en el aeropuerto de Manises o la estación del AVE, pero también en el entorno de discotecas, y calles principales de toda la ciudad. En la mayoría de ocasiones, los atestados refieren insultos (les llaman «cucarachas», al ser coches de gama alta siempre de color negro), escupitajos y golpes a los coches, o pedradas. Incluso el lanzamiento de líquidos que se come la pintura del coche. En unos pocos casos, se llegaron a las manos, incluido «puñetazos» y algún empujón contra el vehículo, siempre según el relato llevado a la Policía. Tres de las denuncias, de hecho, incorporan partes médicos por dolor cervical, golpes o arañazos. Según señalan la patronal Unauto, al menos uno de estos conductores ha decidido dejar el trabajo al sentirse acosado.

Otro de los incidentes que aparecen en muchas denuncias es el cruce de vehículos, con intentos por parte de taxis de cerrar el paso, «debiendo frenar bruscamente», o persecuciones por la vía, colocándose a ambos costados de estos vehículos negros, aseguran.

«El cruce de coches, rajar las ruedas, pedradas o atacar con ácido a los vehículos se está haciendo algo demasiado habitual en Valencia», lamentan desde la patronal. Unauto reconoce incluso que, a nivel nacional, muchas empresas están teniendo problemas para asegurar los vehículos. «O no te aseguran o piden un dineral», señalan. Se trata de las ciudades donde los incidentes han subido de intensidad, con coches volcados e incendio de vehículos.