En apenas dos semanas, el 15 de septiembre, comenzará la comercialización de los paquetes de viajes del Imserso para la campaña 2017-2018 (el 18, para los jubilados de la C. Valenciana). Para este año se mantienen las condiciones de los dos anteriores, al haber prorrogado el Gobierno el contrato adjudicado para la campaña 2015-16 y 2016-17 a Mundosenior, para destinos peninsulares, y Mundiplan, para las islas.

Y en un escenario de recuperación económica, récord de afluencia de extranjeros e incremento de la rentabilidad tras años de inversión en las instalaciones, la industria hotelera parece haber llegado al límite. La patronal hotelera de la Costa Blanca (Hosbec) va a reclamar de cara al próximo concurso una variación al alza de las tarifas. «Son precios irrisorios. Les resulta más barato estar en el hotel que estar en casa», resume Nuria Montes, secretaria general de la patronal hotelera de la Costa Blanca (Hosbec).

Es Benidorm, de hecho, quien se lleva la mayoría de las 180.000 paquetes turísticos que se comercializan en la C. Valenciana. Es un programa de precios cerrados y cofinanciado por el Estado. Por poner un ejemplo, un jubilado de Madrid u otro punto peninsular puede disfrutar de un viaje de ocho días y siete noches en la costa valenciana, con transporte incluido, por 168 euros. Y la aportación que realiza el pensionista depende de varios factores.

Pero el ingreso para los hoteleros está cerrado. En estos momentos, según fijan las condiciones del contrato, el establecimiento recibe 20,5 euros (IVA incluido) por persona y día en régimen de pensión completa para hoteles de tres estrellas; y 21 euros para los hoteles de cuatro estrellas.

«El próximo concurso debe tener una alteración muy sustancial. El horizonte debe ser un ingreso de unos 25 euros por persona y día, un 20% más», adelanta Montes. En su opinión, en estos momentos el programa es un generador de pérdidas. «No queremos ganar dinero, queremos no perder. Y con estos números perdemos», añade.

La costa valenciana, concretamente Benidorm, es uno de los destinos más demandados, el primero en agotarse junto a Canarias. En esta situación, la motivación para el empresario pasa por mantener el empleo y las instalaciones en funcionamiento en temporada baja. Este año, de hecho, ningún hotel de la capital turística valenciana se ha dado de baja del plan. «Los hoteles que trabajan en el programa son bastante fieles. Los que se dan de baja habitualmente son los que cierran por obras y este año ninguno va a cerrar», explica.

Pero apela a una actualización de los ingresos. «El programa está anclado al diseño de hace 25 años. Y ha cambiado el colectivo, que es más exigente, puede elegir destino y ha viajado más, no como antes», señala. La oferta hotelera también ha mejorado sustancialmente, con una inversión considerable en los últimos años que les han permitido elevar las tarifas.

Además de para fomentar el ocio de los mayores, el Gobierno vende el programa como un plan de desestacionalización, como contribución al empleo del sector fuera de la campaña veraniega. Sin embargo, el sector señala a la rentabilidad para el Estado, con lo que reclama más aportación presupuestaria para compensar al hotelero. «Por cada euro que pone, el Estado recupera 1,5 a través de impuestos, ahorro en prestaciones por desempleo, etc», concluye.