Jesús Ger, el promotor de la ciudad de vacaciones Marina d'Or, al norte de Oropesa, apuesta sin titubeos por la dimensión turística de València. Desde principios de septiembre hasta la fecha, Ger ha tomado el control de una decena larga de restaurantes y mantiene conversaciones y entrevistas con los responsables de, al menos, una veintena más. En todos los casos que ha podido contrastar este diario, se trata de restaurantes que están en activo y todos ellos mantienen su personalidad propia. Ger ha pagado al contado el traspaso correspondiente, ha asumido al personal que contrataba cada uno de los negocios y ha evitado modificar la carta.

El propio Jesús Ger confirma que ya ha asumido el control de una decena larga de restaurantes en València pero evita otras precisiones porque mantiene conversaciones con los responsables de varios más. Apenas sugiere que no ha pagado al contado en todos los casos y que la capital del Turia tiene un enorme recorrido hasta hasta agotar sus posibilidades como un destino turístico privilegiado.

Todas las operaciones se han cerrado a través de Hoteles Marina d'Or S.L., la división de hostelería de la ciudad de vacaciones. La división inmobiliaria que levantó cinco hoteles y 18.000 apartamentos sobre casi tres kilómetros de playa al norte de Oropesa, Comercializadora Mediterránea de Viviendas (Comervi), se encuentra en concurso de acreedores desde mayo de 2014.

Centenares de apartamentos vacíos y congelados hasta que se revuelva el concurso rodean a los cinco hoteles en activo en Marina d'Or, que sí son rentables.

Los restaurantes que Jesús Ger ha comprado en València han cambiado de titular pero no han sufrido ninguna alteración palpable y han continuado abiertos al público. El único movimiento por ahora es que todos reciben sus suministros de la central de compras que nutre los cinco hoteles de Marina d'Or.

Uno de los gerentes que ha traspasado su negocio explica que quería desprenderse del restaurante desde hace meses después de quince años de actividad. Mantuvo conversaciones con dos posibles compradores extranjeros, uno italiano y otro suizo. Pero ninguno puso el dinero sobre la mesa. Ger, sí.

El promotor de Marina d'Or liberó al gerente de una segunda preocupación cuando se subrogó como patrono de todo el personal y ofreció salarios y condiciones laborales acordes al convenio vigente del sector de hostelería.

En el caso de la Arrocería La Valenciana, en la calle Juristes del centro histórico de València, Ger pagó el traspaso del local y compró la marca, que los propietarios tenían registrada.

La mayoría de los restaurantes que ahora controla Ger se encuentran en el casco histórico de la capital, pero la ubicación no es un criterio decisivo. También ha cerrado acuerdos con locales ubicados en la Avenida de Blasco Ibáñez o ha mantenido contactos con negocios próximos a la Ciudad de la Justicia.