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La C. Valenciana pierde 10.000 hectáreas de regadío en una década pese al repunte de 2017

La transformación en riego por goteo de cultivos de secano como olivares y almendros no evita la merma de superficie desde 1985

La C. Valenciana pierde 10.000 hectáreas de regadío en una década pese al repunte de 2017

El tímido aumento de la superficie de tierras de regadío de la Comunitat Valenciana durante 2017 respecto al año anterior, tal como ha destacado la conselleria de Agricultura esta semana, no oculta la cruda realidad del campo durante estas últimas décadas. Así, la autonomía ha perdido 10.000 hectáreas de explotaciones con agua disponible respecto a 2007 hasta quedar en la actualidad en 330.812 hectáreas; una merma que se dispara hasta 25.000 ha. si se compara esa superficie con el área disponible en 1985, tal como refleja el Informe del Sector Agrario (ISAV), elaborado por la propia administración que dirige la consellera Elena Cebrián.

Que el futuro de la agricultura está en el regadío nadie lo duda, si bien la pérdida de superficie de tierras de cultivo en la Comunitat Valenciana -en secano todavía se ha desplomado más (un 44 % en los últimos tres decenios) al quedar en 654.031 hectáreas y a la que hay que sumar las parcelas abandonadas- tiene que ver con la pérdida de rentabilidad. Además, el despoblamiento en las comarcas de interior hace difícil la reconversión de cultivos en las áreas más vulnerables, una circunstancia acentuada tras la última crisis económica.

Discrepancia de datos

Respecto a esa hipotética recuperación apuntada por la conselleria de Agricultura, José Francisco Sales, representante de AVA-Asaja, advierte de que las «estadísticas de la administración autonómica son más optimistas y difieren de las ofrecidas por el ministerio del ramo», a través de la Encuesta de Superficies y Rendimientos del Cultivo (Esyrce). En ese sentido, a tenor de los datos facilitados por la conselleria la superficie de regadío de la Comunitat Valenciana es mucho mayor que la facilitada por el Ministerio de Agricultura, que la rebaja a 290.241 hectáreas en 2017.

La mencionada organización agraria recuerda además que la C. Valenciana es la que más abandono de cultivos ha sufrido en comparación con el resto de España durante el último año. Y todo eso ocurre a pesar de la extensión de tierras de cultivo intensivo de olivar y almendro, cuyas explotaciones con riego disponible aumentan en estos últimos tiempos.

Según la Unió de Llauradors, la superficie de regadío sube porque a pesar de que muchos cultivos pierden rentabilidad siempre generan más ingresos que los del secano, aunque aumenten los costes de explotación. Por otro lado, la organización agraria liderada por Ramón Mampel atribuye ese tímido repunte de la zonas de regadío a la transformación de tierras de secano para plantar cítricos o bien cultivos emergentes como el caqui y granado, así como algunos subtropicales como el kiwi o el aguacate. La Unió de Llauradors destaca por ejemplo las hectáreas transformadas en estos últimos años en comarcas como el Camp de Túria y los Serranos, donde han proliferado las explotaciones citrícolas.

Riego por goteo

El informe de la conselleria también indica que el porcentaje de la superficie de regadío con respecto al total de las tierras de cultivo ha pasado del 38,08 % en 1985 al 50,58 % en 2017. Mientras tanto, las explotaciones con sistemas de goteo representan el 70 % del total de las superficies regadas y la mayor parte del agua disponible para riego procede de aguas superficiales (62,1 % en el año 2015, según el INE). El consumo estimado de agua para riego de la media de los últimos tres años disponibles (2013-2015) asciende a 4.218 m3/hectáreas, un 13,28 % menos que el trienio anterior

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