El Grupo Cooperativo Cajamar cerró el pasado ejercicio con un incremento del 5,1 % en su beneficio, que se situó ligeramente por encima de los 80 millones de euros. La entidad, de la que forman parte dos decenas de pequeñas cajas rurales de la Comunitat Valenciana y que durante la crisis absorbió, entre otras, a Ruralcaja y Caja Campo, registró el año pasado una buena evolución en la mayoría de los indicadores de su balance. Así, los activos crecieron un 3,4 % y alcanzaron los 40.507 millones de euros. Los depósitos de clientes subieron un 5,1 %, hasta los 30.000 millones, mientras que los créditos lo hicieron en un 3,4 %, con lo que se situaron en los 27.693 millones.

La entidad vendió dos carteras a finales de año, una de inmuebles adjudicados y otra de préstamos en situación de impago. Esta última contribuyó a reducir la tasa de morosidad de la inversión crediticia en 2,62 puntos porcentuales, hasta el 10,8%. La solvencia mejoró cuatro décimas y se ubicó en el 13,37 %. El grupo cooperativo cerró 134 oficinas a lo largo del año, hasta 1.057, y redujo su plantilla en 450 trabajadores, con lo que ahora está en 5.586 empleados.