Repensar la banca. Esa es la gran tarea que tiene por delante el sector financiero español ante las tendencias que le afectan de lleno: entorno exigente debido a los bajos tipos de interés, marco regulatorio más duro después de la crisis financiera, mala reputación social del sector y un profundo cambio tecnológico que modifica el negocio de las entidades, advertía ayer en València el presidente de CaixaBank, Jordi Gual, durante su intervención en la conferencia inaugural de Forinvest.

Respecto a las tecnologías que invaden al mundo económico, el máximo responsable de CaixaBank destacó la importancia de afrontar el desafío digital para el sector «más allá de la banca online» y que implica la «tecnología móvil, la inteligencia artificial para poder interactuar con nuestros clientes en 24 horas o los nuevos sistemas de certificación descentralizada, así como el denominado blockchain». Según Gual, grandes corporaciones bigtech como Facebook, Google o Amazon son competidores muy intensos «debido a su gran base de usuarios» y representan una auténtica amenaza para los intermediarios financieros en un futuro no muy lejano.

Con todo, afirmó que CaixaBank puede enfrentarse con éxito a los retos tecnológicos porque pone en el centro al cliente y tiene en cuenta que «como en la salud, en la que la relación con el médico es una relación de confianza, en la situación financiera la relación con el asesor financiero es de confianza y proximidad, y esta es la base de nuestra estrategia».

El dirigente de la entidad ahora con sede social en València expuso la fortaleza de esta entidad debido a su «capilaridad, digitalización con un 33% de penetración en clientes digitales, capacidad de asesoramiento y amplia oferta de productos complementarios al negocio tradicional de la banca».

Gual también advirtió de que el marco regulatorio ha cambiado drásticamente desde la crisis y ha aumentado los requisitos regulatorios de capital y liquidez en un contexto de «gran incertidumbre, de no saber cuando llegará el punto final». Sea como fuere, hay que saber convivir con estas nuevas normas de ámbito europeo. Respecto a las nuevas, como el MiFID, según Gual, pese a tener el objetivo loable de proteger al consumidor, «el demonio está en los detalles porque el exceso de información lleva a la no información».

En ese sentido, el máximo dirigente de CaixaBank achacó la situación de cierta restricción de crédito del sector bancario a esas mayores exigencias de capital al sector por parte de los reguladores europeos; en un contexto de tipos bajos que podría durar aún varios años en España, agregó.