No es oro todo lo que reluce en el sector turístico, que vive su momento más dulce al calor del récord de visitantes y el proceso de desestacionalización que ha llenado la capital de turistas todo el año. Los empresarios hoteleros también tienen que lidiar con problemas como la llamada competencia desleal de los pisos particulares. Otros, sin embargo, tienen al 'enemigo' en casa.

Es lo que le ha pasado a la constructora María José Solaz, titular de General Constructor, que tiene entre sus propiedades el coqueto hotel Marina Atarazanas, en el corazón del Grau de València. Los clientes del hotel vivieron ayer una situación insólita: el propietario del inmueble desalojaba a la empresa que lo ha estado explotando durante años por orden judicial.

Según pudo comprobar Levante-EMV, la mañana de ayer fue un continuo ajetreo de abogados de ambas partes en la recepción del hotel ante los huéspedes y un grupo de trabajadores y extrabajadores.

Según relatan los propietarios, la empresa que se había ocupado de la gestión hasta ayer, Servicios Hoteleros Nou Mediterrani SL, acumulaba una importante deuda tras dos años y medio de impago de la cantidad acordada por explotar la instalación. Además, según indicó uno de los empleados, se deben los salarios de dos meses a una decena de trabajadores.

La empresa gestora, que tiene al frente a Vicente Flames, según consta en el registro mercantil, encuentra en estos momentos en concurso de acreedores, declarado el 25 de abril del año pasado. (Este diario trató de hablar con el administrador concursal, sin obtener respuesta.) Pero los apuros del empresario van más allá de la situación de este hotel. Su firma Nou Temple, un grupo promotor que creció en los años del boom y se hizo popular con las campañas de David Albelda, se encuentra también en concurso. Recientemente, ha sido condenada a pagar atrasos a los administradores del concurso de Nou Temple. Además, varios acreedores están denunciando también el incumplimiento del convenio, aunque el juez lo ha rechazado.

Ayer, se produjo el lanzamiento judicial, es decir, la expulsión del ocupante del inmueble y la entrega al titular, después de la sentencia judicial, según supo este diario.

«Hemos tomado posesión», relataba María José Solaz, constructora de largo recorrido que fue premiada como Emprendedora de la Cámara de Comercio en el año 2000. Mientras atendía a este diario, una empresa de limpieza ultimaba sus trabajos para lavar la cara al hotel.

De momento, los propietarios (y desde ayer responsables del día a día del hotel) se plantean mantener la gestión, atender a los clientes y más adelante decidir el futuro del establecimiento. Cuentan con una ubicación privilegiada, a espaldas de JJ Domine, para levantarlo.