José Vicente Morata, sobre quien hay pocas dudas de que renovará su mandato como presidente de la Cámara de València -a no ser que surja una sorpresa mayúscula-, tendrá manos libres para conformar el comité ejecutivo de la corporación. A diferencia de lo que sucedió hace ocho años, cuando fue elegido por primera vez, la patronal CEV no va a influir en su composición. Es más, se prevén deserciones entre las personas más vinculadas a esa organización.
Son varios los motivos que influyen en esa decisión. Por un lado, los dirigentes de la CEV entienden que no vale la pena tratar de influir de esa forma en la Cámara porque al final es una corporación con su propia dinámica, tutelada además por la administración. Hay también mucho desencanto porque la mayoría de los «hombres» de la ahora patronal autonómica en el comité se han sentido bastante ajenos (o apartados) a la gestión interna, controlada por Morata y por el aparato liderado por la secretaria general Ana Encabo. La condonación de 260.000 euros al consejo autonómico que también preside Morata y la entrada del mismo en quiebra técnica han sido factores que han ayudado a conformar ese criterio. «Seguir en el comité o nombrar vocales a instancias de la CEV solo sirve para dar cobertura a una gestión de la que somos ajenos», vienen a decir las fuentes consultadas. Otra cosa es que los 60 vocales del pleno procedan de la patronal. Aún es pronto para saber quiénes de los actuales miembros del comité seguirán, pero alguno, como el vicepresidente segundo Vicente Lafuente, ya ha transmitido a Morata que no continuará en ese cargo. Algunas fuentes afirman que el también presidente del metal ha ido más lejos y ha renunciado a seguir incluso como vocal. Queda por ver qué harán otros dirigentes como Francisco Corell o Juan Cámara y si continuará el vicepresidente primero Vicente Folgado, próximo a Morata, pero que ya ha cedido todos sus cargos en la CEV y en la sectorial del mueble Fevama.
