Banco Sabadell está inmerso en un proceso de venta de carteras de activos tóxicos inmobiliarios por valor de 10.800 millones que le permitirá, si se cumplen las expectativas, deshacerse prácticamente de su herencia inmobiliaria problemática, valorada a finales de 2017 en casi 14.000 millones. Para quitarse de encima estos activos tóxicos, gran parte de ellos heredados de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), la entidad que preside Josep Oliu acaba de poner a la venta dos carteras de adjudicados valorados en 7.500 millones de euros, según informaron ayer fuentes financieras.

En concreto, la entidad catalana busca comprador para un paquete de 5.000 millones, que concentra únicamente activos improductivos, y otro de 2.500 millones, este último vinculado a activos que proceden de la CAM, que compró por un euro Banco Sabadell en 2012 tras su quiebra.

Estas carteras se suman a otras dos lanzadas el mes pasado, valoradas en 3.300 millones de euros (una de 900 y otra de 2.400 millones), con lo que Banco Sabadell está sondeando ya al mercado para colocar paquetes por valor de 10.800 millones.

La segunda transacción está siendo asesorada por la firma de gestión de activos y patrimonio Alantra Partners, mientras que la primera operación cuenta con el asesoramiento de la firma KPMG. Estas decisiones se enmarcan en la estrategia de la entidad de sacar de su balance activos problemáticos, que a final de 2017 estaban valorados en 13.481 millones de euros, con la intención de centrarse así en el negocio bancario.

Además de la puesta a la venta de estas carteras, Banco Sabadell está deshaciéndose de activos inmobiliarios a través de su inmobiliaria Solvia, que en 2017 registró 1.334 millones en ventas, un ritmo que la entidad considera satisfactorio. El objetivo del banco es ir reduciendo estos activos a través de Solvia en los próximos tres años a un ritmo de 2.000 millones al año. Según el banco suizo UBS, el ratio de préstamos dudosos de Sabadell se encuentra entre los más altos de la banca española, con un 12,6 %.