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Medida

Las cooperativas crean bancos de tierras para reducir costes y abandono de campos

Coopego y Benaguasil son las primeras de la C. Valenciana en gestionar en común explotaciones de frutales y hortalizas para mejorar los rendimientos

Myriam Mestre, José Vicente Segarra y José Pastor. levante-Emv

Agrícola de Pego (Coopego) y Rural San Viente Ferrer, de Benaguasil, se han convertido en las dos primeras cooperativas valencianas en poner en marcha iniciativas de gestión en común de tierras (IGC) que puedan mantener la capacidad de producción de sus socios, mejorar los rendimientos de sus cultivos, así como evitar el abandono de explotaciones por las pérdidas económicas.

La citada entidad del Camp de Túria ya gestiona algo más de 600 hanegadas de propiedades de socios y ajenas a través de este banco común de tierras. Esta cooperativa se dedica mayoritariamente a la producción citrícola, aunque también comercializan diferentes hortalizas. Además, tiene en marcha un programa de elaboración de productos de cuarta gama (fruta pelada, cortada y envasada en distintas mezclas, en porciones individuales).

Las llamadas IGC impulsadas por Coopego pretenden además recuperar suelo no explotado y sumar nuevas parcelas que mantengan su capacidad productiva bajo un plan de negocio global, así como mantener y recuperar el paisaje de la zona. Además, cuenta con el apoyo del Grupo Operativo Innoland, del que forman parte Cooperatives Agro-alimentàries de la Comunitat Valenciana, Anecoop, Cajamar y la Universitat Politècnica de València.

Extensiones de 5 hectáreas

El presidente de Coopego, José Pastor, sostiene que esta entidad intentará «hacer otro tipo de agricultura, que no es la que han hecho nuestros padres o abuelos», en referencia a la intención de abandonar un modelo de minifundios independientes y pasar a la gestión bajo un mismo plan de negocio y prácticas de cultivo de explotaciones de mayor tamaño, formadas por la suma de parcelas de menor tamaño.

El 80% del suelo de la comarca de la Marina Alta está catalogado como agrario, mientras un tercio sigue bajo alguna figura de conservación medioambiental.

Según el catedrático de la UPV José María García Álvarez-Coque, el problema de rentabilidad de las explotaciones bajo el contexto actual se traduce en una «pérdida de presencia a nivel macroeconómico», que tiene su derivada en «mayores costes de producción, una menor productividad y un descenso de la competitividad».

Coopego pretende reunir extensiones de terreno de al menos 5 hectáreas de superficie, lo que garantizaría una optimización de costes de producción.

Ángel del Pino, director de Producción y Desarrollo de Anecoop, considera una iniciativa común de gestión de tierras -en una autonomía con mayor minifundismo que Murcia y Andalucía- puede ser la llave para una reorganización de la producción enfocada a las necesidades y demandas de los mercados y consumidores.

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